domingo, 22 de mayo de 2011

CONTRALUZ por Marìa del Carmen Maqueo Garza

VERDAD Y JUICIO CRÍTICO

La detención en la ciudad de Nueva York, de Dominique Strauss-Kahn, director general del FMI, bajo cargos de abuso sexual, constituye un ejemplo del estilo que ha alcanzado la información en tiempos de globalización. Unos cuantos minutos después de su arresto, ya circulaban por los diversos medios electrónicos imágenes que daban cuenta del mismo, así como notas periodísticas digitales acerca de un pasado turbio en asuntos de orden sexual. Y a partir de ese primer momento cualquier persona en cualquier parte del mundo estuvo en capacidad de seguir el minuto a minuto de esta historia que inicia cuando lo aprehenden a bordo del avión comercial en donde planeaba emprender la huída.
   Como ésta, las noticias se propagan a una velocidad extraordinaria, para ir a penetrar a hogares, centros laborales o sitios de recreo, desde los cuales el gran público tiene acceso. Detrás de todo ello, como diría el lingüista norteamericano Noam Chomsky, hay una manipulación de la cual poco nos percatamos. Simplemente nos dejamos llevar por las novedades, amén de que no nos tomamos el tiempo para analizar con espíritu crítico la avalancha de fenómenos mediáticos que gira en torno nuestro, y por ende no estamos en condiciones de medir el impacto que ejerce en nuestra mente así como en nuestros propios sentimientos.
   Algo similar sucede ahora que arrancan las campañas electorales en algunos estados; ya para este momento tenemos mensajes repetidos del IFE y del IEPC que taladran nuestra percepción. Y no se diga de los distintos partidos, propuesto cada cual a convencernos de que su candidatura es la buena. La credencial 03 que supuestamente debía renovarse hace casi diez años sigue valiendo, aunque por supuesto el propio IFE ya había dicho y vuelto a decir, que no valdría para estas elecciones. Ahora resulta que siempre sí, para votar sí, pero para identificarte no, son de esas paradojas que no por comunes dejan de llamar mi atención.
   Regresando un tanto al concepto de Chomsky de que la información actual es eminentemente visual, comenzamos a entender por qué el éxito económico de los productos milagrosos proyectados por la televisión. Se presentan como una maravilla que cura desde la calvicie hasta el cáncer, pasando por supuesto por la impotencia; la obesidad; las manchas de la edad; problemas del corazón; colesterol elevado; diabetes y envejecimiento. En alguna oportunidad me hice el propósito contabilizar el número de comerciales que mete Televisa entre un segmento y otro de un programa, y me fui para atrás: ¡desde diez hasta veintidós! En la mayoría de los países son dos comerciales entre uno y otro segmento de un programa, incluso hay países que no tienen comerciales en lo absoluto. ¡Y nosotros hasta veintidós cada cinco o siete minutos! ¡Y claro que funcionan!, puesto que la percepción que consideramos más confiable es la visual, y como tristemente somos un país que no lee libros, pues dicha percepción visual se dirige a lo conoce, llámese la televisión o el Internet. De alguna manera se activa nuestra fantasía llegando a convencernos de que si lo dicen la tele o el Internet, tiene que ser verdad.
   Y entonces no nos extrañe el terrible efecto que están teniendo todas las notas informativas e imágenes relacionadas con el crimen organizado. ¡Y por supuesto que la violencia genera violencia! Desayunamos, comemos y cenamos con contenidos de este tipo y sexuales, desde noticieros, programas de entretenimiento y demás. Las palabras, a punta de repetición y más repetición, van hallando acomodo en las circunvoluciones de nuestro cerebro para condicionar una serie de fenómenos que van desde el acostumbramiento hasta la reproducción en automático de dichos eventos. Si el vecino me ve feo, saco un arma y lo mato. Si tengo problemas económicos, saco un arma y asalto al primero que pase. Y si me gusta el carro del compa, se lo robo. He adquirido, quizás sin darme cuenta, un desprecio tal por la vida, que no dudo en liquidar a cualquiera.
   No quiero desalentar las buenas intenciones que hay tras la campaña emprendida por el Consejo de la Comunicación en torno a leer, en lo personal hallo difícil de creer que esté generando lectores activos. Ha faltado la interacción directa entre los convocantes y los lectores potenciales; nuestro México necesita alternativas a tal grado atractivas que logren despegar a la gente de la televisión. Este sería el primer paso en una toma de conciencia con respecto a la manipulación mediática, para entonces poder identificarla y luego estar en condiciones de zafarnos de su influencia. La única herramienta capaz de abrirnos los ojos es nuestra razón, desviando nuestra percepción visual hacia fuentes confiables, que lejos de imponernos una supuesta verdad, nos permitan llegar a ella mediante el propio juicio crítico.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Solidaridad
El cáncer de mama se ha vuelto asunto entrañable para nuestras familias.

Todos tenemos víctimas en nuestro círculo de familia y amigos.

Es un villano feroz, embozado, que mata si no es detectado a tiempo.

Diversos grupos del mundo han emprendido campañas de alerta.

Mujeres regiomontanas marchan el domingo para sensibilizar sobre el mal.

Quieren alertar a las mujeres, alentar al diagnóstico oportuno, al tratamiento inmediato.

Es una verdadera revolución rosa que pinta de ese color la preocupación del mundo.

El problema es de todos. Y reclama la solidaridad en nombre de la vida.

jvillega@rocketmail.com

VIDEO: Dios mío, ¡sólo tengo diecisiete años!

Ahora que iniciamos la dècada de la Seguridad Vial, un video crudo que nos recuerda que la juventud no otorga a ninguno patente de Corso frente a los riesgos por conducir de manera imprudente.

LAS MANOS DEL ABUELO: Por Ricardo Hinestroza


¡Nunca volveré a ver mis manos de la misma manera!
El abuelo, con noventa y tantos años, sentado débilmente en la banca del patio. No se movía, solo estaba sentado cabizbajo mirando sus manos. Cuando me senté a su lado no se dio por enterado y entre más tiempo pasaba, me pregunté si estaba bien. Finalmente, no queriendo realmente estorbarle sino verificar que estuviese bien, le pregunté cómo se sentía.
Levantó su cabeza, me miró y sonrió. “Sí, estoy bien, gracias por preguntar”, dijo en una fuerte y clara voz.
“No quise molestarte, abuelo, pero estabas sentado aquí simplemente mirando tus manos y quise estar seguro de que estuvieses bien”, le expliqué.
“¿Te has mirado jamás tus manos?” preguntó. “Quiero decir, ¿realmente mirarte las manos?”
Lentamente abrí mis manos y me quedé contemplándolas. Las volteé, palmas hacia arriba y luego hacia abajo. No, creo que realmente nunca las había observado mientras intentaba averiguar qué quería decirme. El abuelo sonrió y me contó esta historia:
“Detente y piensa por un momento acerca de tus manos, cómo te han servido bien a través de los años. Estas manos, aunque arrugadas, secas y débiles han sido las herramientas que he usado toda mi vida para alcanzar, agarrar y abrazar la vida.
Ellas pusieron comida en mi boca y ropa en mi cuerpo. Cuando niño, mi madre me enseñó a plegarlas en oración. Ellas ataron los cordones de mis zapatos y me ayudaron a ponerme mis botas. Han estado sucias, raspadas y ásperas, hinchadas y dobladas. Se mostraron torpes cuando intenté de sostener a mi recién nacido hijo. Decoradas con mi anillo de bodas, le mostraron al mundo que estaba casado y que amaba a alguien especial.
Ellas temblaron cuando enterré a mis padres y esposa y cuando caminé por el pasillo con mi hija en su boda. Han cubierto mi rostro, peinado mi cabello y lavado y limpiado el resto de mi cuerpo. Han estado pegajosas y húmedas, dobladas y quebradas, secas y cortadas. Y hasta el día de hoy, cuando casi nada más en mí sigue trabajando bien, estas manos me ayudan a levantarme y a sentarme, y se siguen plegando para orar.
Estas manos son la marca de dónde he estado y la rudeza de mi vida. Pero más importante aún, es que son ellas las que Dios tomará en las Suyas cuando me lleve a casa. Y con mis manos, Él me levantará para estar a Su lado y allí utilizaré estas manos para tocar el rostro de Cristo”.
Nunca volveré a mirar mis manos de la misma manera. Pero recuerdo que Dios estiró las Suyas y tomó las de mi abuelo y se lo llevó a casa.
Cuando mis manos están heridas o dolidas, pienso en el abuelo. Sé que él ha recibido palmaditas y abrazos de las manos de Dios. Yo también quiero tocar el rostro de Dios y sentir Sus manos en el mío.
Tomado de la página: "Renuevo de Plenitud"

ONLY YOU bilingüe desde Nueva Orleans

SABIDURÍA POPULAR en refranes



-Barriga llena, no cree en hambre ajena.
-Cada cual hable en aquello que sabe, y en lo demás se calle.
-De aquí a cien años, todos seremos calvos. 
-En la casa que hay un viejo, no faltará un buen consejo.
-Gran tormenta mucho espanta, pero pronto pasa. 
-Junta lo malo con lo bueno, y malo se volverá todo ello. 
-La ausencia y la muerte mucho se parecen. 
-La novedad de hoy es lo antiguo de mañana. 
-Lengua malvada corta más que espada. 
-Mal te quiere quien siempre te alaba y nunca te reprende.
-Más gente va en coche al infierno que al cielo. 
-Nadie debe vivir pobre por morir rico. 
-Razón y cuenta, amistad sustenta.
-Si no puedes lo que quieres, quiere lo que puedes.

BEAUTIFUL HAVANA: Candela