POR UNA CULTURA DE PAZ
En
la semana que termina, en la población de Arteaga, Coahuila, arrancó un
programa de cultura de paz y mediación escolar intitulado: “Impulsores de paz”,
mismo que se tiene contemplado llevar a toda la entidad federativa. Participan en él la Secretaría de Educación,
la Fiscalía General del Estado, el Poder Judicial y el DIF Coahuila. Viene a cubrir un renglón fundamental en lo
que a ciudadanía se refiere. Estamos
viviendo unos tiempos de precipitación, en los cuales un resultado frecuente es
la violencia.
Recuerdo
haber tocado someramente el tema de la paz en colaboraciones anteriores. Hoy, ante el arranque de este prometedor
programa, no está por demás recordar lo relativo a conflicto y procuración de
paz, frente al fenómeno de la violencia.
Johan
Galtung (1930-2024) fue un sociólogo y matemático noruego, gran promotor de paz.
Fundó el Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO), y en 1969 fue
nombrado titular de la primera cátedra en el mundo sobre estudios de paz. Logró
colocarlos como una disciplina académica, que a la fecha se imparte en diversos
institutos y a distintos niveles. Galtung
prestó sus servicios para la ONU en diversas dependencias; su trabajo ha sido
continuado por otros estudiosos del tema, y cobra mayor vigencia cada día.
Según
el modelo del noruego, lo contrario a la paz no es la guerra, sino la
violencia. Esta surge cuando un
conflicto no ha alcanzado un buen acuerdo entre las partes. Aparece cuando hay incompatibilidad de
metas, fundamentalmente en lo relativo a necesidades básicas; unos buscan una
cosa y otros buscan una distinta, y ninguno parece dispuesto a ceder.
Sobreviene el conflicto, que podrá ir creciendo con el tiempo. No
necesariamente en el primer momento surge la violencia. Todo puede permanecer
en aparente calma por mucho tiempo, aunque por debajo de la superficie las
cosas se van caldeando. Intervienen factores como la arquitectura social, la
cultura y duración del conflicto, para que surja la violencia. Ya cuando surge, es bastante más complicado mediarlo.
Con
relación a las necesidades básicas, estas son de dos tipos: Materiales e
inmateriales. Entre las primeras están el alimento, la vivienda, la salud, la
educación y el sustento. Las segundas son libertad e identidad. En la medida en
que el conflicto afecte a unas u otras, la reacción escala hasta la
violencia. Las medidas que la
procuración de paz busca implantar son el diálogo, la mediación del conflicto y
el logro de la reconciliación. No
siempre se logra zanjar un conflicto hasta llegar a la reconciliación; lo que
se busca es prevenir la violencia, y ello se hace con un diagnóstico temprano
de los síntomas de alerta.
Galtung
diseñó para la ONU el “Método Trascend” encaminado a la formación de
habilidades para mediadores adultos de conflictos. A partir de este método, un
par de estudiosos noruegos diseñaron el “Método Sabona” que se utiliza con
niños, para enseñarles a identificar el punto de origen de un conflicto, las
consecuencias que este provoca; los momentos agradables que se han vivido al
lado de quienes hoy fungen como contrarios, y el estado ideal que se persigue
alcanzar al superar el conflicto. Por
este camino los niños aprenden a manejar un conflicto grupal y a desenvolverse
como parte de ese grupo. Los resultados
son variables, pueden ir desde un panorama donde una parte sale ganando y la
otra pierde, algo que no es justo ni perdurable. Otra posibilidad es que no gane
ninguno. El escenario ideal es en el que ambos salen ganando. La cuestión es
hallar una salida al conflicto para evitar el surgimiento de la violencia.
Conocemos
al gobernador Manolo Jiménez por su trabajo. Estoy cierta de que para este
programa tendrá planificado capacitar al personal que va a participar en el
diagnóstico y abordaje de conflictos, para así garantizar los mejores
resultados. Me permito sugerir desde
este espacio los materiales de preparación para la Paz que lleva a cabo el
Galtung Institut y la cátedra UNESCO en Ética, Cultura de Paz y Derechos
Humanos con sede en el ITESM, campus Ciudad de México, coordinados por el Dr. Fernando
Montiel. A través de sus diversos módulos el alumno aprende el concepto de paz
y de conflicto, la forma de abordaje en los diversos ámbitos, y la manera de
transmitir su manejo en las aulas, tanto para los grandes problemas
socioeconómicos de nuestro entorno, como en los pequeños ambientes como el
doméstico, el escolar y el laboral, por citar algunos.
Deseo
el mayor de los éxitos a este innovador programa. Y que nosotros, como sociedad,
lo entendamos como un esfuerzo más que necesario para todos, en el que,
precisamente, corresponde a cada uno poner su granito de arena para un
resultado que contribuya al bienestar global.