domingo, 25 de julio de 2010

CONTRALUZ Julio 25, 2010



¡BASTA DE APLAUSOS!


María del Carmen Maqueo Garza

"La más antigua y más fuerte emoción de la humanidad es el miedo". H. P. Lovecraft
En México hay un problema plenamente identificado: La violencia.  Y muchas condiciones asociadas a ella que  la causan, facilitan o perpetúan.  Tenemos además las consecuencias que la misma genera, englobadas en un eufemismo cómodo y liberador: El término "Daño colateral"
Hace una semana inauguramos un nuevo capítulo en la historia de la inseguridad en México.  La explosión de un coche-bomba en Ciudad Juárez nos lleva a una etapa más cruenta, más despiadada, la del terrorismo, en una novela negra que parece no tener fin.  A la fecha suman ya veinticinco mil asesinatos asociados al narcotráfico, lo que se da en un escenario de corrupción, impunidad y falla institucional. Ya no alcanzan los efectivos para resguardar tantas plazas amenazadas por el mal.  No puede hablarse de "guerra" puesto que no hay ningún ideal honorable en juego, es más bien una sucia lucha de poder en la cual fuimos involucrados todos a la brava.
En días pasados el periodista Mario Ávila de Grupo Radio Fórmula entrevistó a su colega colombiano  Carlos Augusto Villota con relación a la violencia en México. El entrevistado habló  desde la perspectiva de un país que ha superado en gran medida este mismo problema.   
Álvaro Uribe presidente saliente de aquel país luego de dos períodos consecutivos, emprendió una estrategia inteligente partiendo de dos ejes fundamentales: Primero, desalentar a las nuevas generaciones a acceder al tráfico de drogas como fuente de ingresos;  planeación que incluyó creación de escuelas y centros de trabajo, además de espacios y programas de recreación como opciones de sano desarrollo.  
Un segundo eje colombiano que en México se ha abordado con tibieza, es la confiscación de dineros producto del narcotráfico.  Nuestro gobierno federal en fechas recientes ha implementado medidas para restringir los depósitos en efectivo en bancos, pero ya ha surgido un mercado ilícito para blanquear dinero.
Algo que podríamos llamar un tercer eje colombiano al cual hace referencia Villota, involucra a los medios de difusión masiva, y es a lo que voy.  O somos cortos de vista o faltos de malicia, pero tal parece que hasta que el colombiano nos lo dijo, abrimos los ojos: En la medida en que los contenidos de los medios de comunicación sigan exaltando la delincuencia organizada, propician que ésta se fortalezca.  Anunciar que se capturaron quince delincuentes con armas de alto poder; grandes sumas de dinero: automóviles; propiedades en zonas exclusivas; joyas  y demás, constituye una apología de la violencia.  Peor aún cuando siete de cada diez detenidos por estos delitos recuperan su libertad en el corto plazo, y de los tres detenidos solamente de uno a dos serán puestos en prisión.
¿No equivale lo anterior a presentar estas actividades ilícitas como el medio perfecto para vivir a todo lujo en un mundo que nos impele a hacerlo?  ¿Acaso este apetecible enriquecimiento en el corto plazo no cumple una función proselitista hacia niños y jóvenes?   Villota es muy claro, las redes delincuenciales compran niños de once a dieciséis años con el cuento del dinero fácil, y cuando ya no les resultan útiles simplemente los desaparecen. Si los medios de comunicación caen en el juego los muertos se multiplican, asevera el colombiano. Transmitir con lujo de detalle los crímenes perpetrados por la delincuencia organizada, logra un objetivo clave  que  ésta requiere: Difundir miedo entre la ciudadanía.
Jesús Armando Acosta Guerrero alias "el 35", vinculado con las narco-pintas en el estado de Chihuahua  lo expresa de manera llana: "Lo que no se sabe y lo que no se vende, no existe".  Entonces, tener publicidad gratuita,  a nivel nacional y  en horario preferencial  produce grandes dividendos.
Un par de días después del accidente aéreo ocurrido en Coahuila me llegó por correo electrónico una serie de fotografías periciales que registran cada detalle del siniestro.   Al percatarme de su contenido la eliminé; me invadió un sentimiento de profunda tristeza, primero por las ocho valiosas vidas que son denigradas de esta manera.  Pero más aún al concluir que en nuestra sociedad el asunto es tomar la delantera, no importa lo que nos llevemos de encuentro: "Yo fui el primero en enviarlas".  O "las mías tienen más detalles que las tuyas".  Esta misma actitud de "balconeo" asumida por los medios de comunicación los convierte en copartícipes de cada asesinato que cometa la delincuencia organizada.
Urge entre comunicadores la creación de un código de ética que rompa el apuntalamiento al crimen organizado.  Se trata de no transmitir absolutamente nada que tenga que ver con éste, bajo ninguna circunstancia.  Ya basta de aplausos malditos que nos ponen a todos a esperar nuestro  turno en la fila de ejecuciones.

1 comentario:

  1. De acuerdo!!! a los narcotraficantes se les ha exaltado al grado de héroes, los jóvenes cantan los famosos narcocorridos y muchos aplauden y admiran sus hazañas. debemos callar. Basta de promocionarlos.

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