¿POR QUÉ STEVE JOBS?
“Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.” Anatole France.
Ha muerto Steven Paul Jobs, el emprendedor que revolucionó la comunicación mediada por computadora, y a quien le debemos muchos recursos que en el presente facilitan el intercambio de opiniones y el desarrollo cultural alrededor del planeta. Desde el momento cuando se hizo el anuncio oficial de su fallecimiento comenzó a circular en redes sociales una cantidad impresionante de testimonios en torno a su vida, la cual –dicho sea de paso—ejemplificó de forma singular el paradigma del sueño americano. Nacido de una madre soltera quien decide renunciar a él, y de un inmigrante sirio que buscará hacerse presente mucho tiempo después, cuando Jobs ya es perseguido por la sombra del cáncer, consigue sobreponerse a las circunstancias y triunfar. Fue dado en adopción a un matrimonio norteamericano de clase media que luchará por hacer de él un ciudadano productivo, sueño que a la vuelta del tiempo se logra, pero no precisamente por el camino que planearon sus padres. Steve Jobs a los veinte toma las riendas de su vida y se lanza como emprendedor; durante los siguientes años hasta poco antes de su muerte sufre traiciones, descalabros y grandes rivalidades, pero logra salir avante; incluso al momento de su renuncia a Apple el pasado agosto, se especuló ampliamente respecto a los motivos de la misma. Fue hasta después que se dio a conocer que era por motivos de salud, luego de que un trasplante de hígado practicado en el 2009 no consiguiera mejorar sus condiciones.
Los espacios destinados a abordar su vida y su obra en los diversos medios informativos pusieron de manifiesto el modo como este personaje impactó en la vida de todos nosotros. El discurso que da ante graduandos de la Universidad de Stanford en el 2005, y que puede encontrarse subtitulado en youtube es un ejemplo de sencillez, humildad, empeño y propósitos que nos invita a la reflexión personal.
Cuando me detengo tratando de entender por qué a su muerte este personaje alcanza niveles insospechados de popularidad; no puedo imaginar las razones para el resto del mundo, pero sí para los mexicanos: Obedece a un elemental sentido común, es la trayectoria de alguien que desde el principio parece tener todo en contra, pero nunca ceja hasta ver sus sueños cumplidos; es algo así como una inyección de entusiasmo para todos nosotros, quienes hemos vivido estos últimos tiempos en la zozobra de cada día, y casi a salto de mata, sin saber en qué momento puede aparecer ese proyectil que ponga fin a nuestras vidas, o peor aún, a las de nuestros seres amados. Es doblemente doloroso frente a un sistema de gobierno que insiste en su postura de que no pasa nada, cuando después de cincuenta mil homicidios se ha generado un hedor de muerte que para ahora nos penetra los sentidos y se instala en el alma.
Jobs cumple una función esperanzadora para los mexicanos, pues es la auténtica representación de cómo la fuerza de un ideal es capaz de lograr lo indecible, y nos llama a no caer en el abatimiento. La que fue su lucha cuando tuvo todo en contra nosotros la ahijamos como propia, la acogemos como vacuna vivificadora, y finalmente la incluimos como parte de nuestro “equipaje emocional” antes de reemprender la marcha.
Mientras preparo este material se comunica mi hija para avisarme que se suspendió un evento universitario para el que ella y sus compañeros venían preparándose desde hace meses: Un coloquio de Investigación en Lenguas Extranjeras convocado por la Universidad Veracruzana, en la ciudad de Xalapa. Con la noticia de los últimos cuerpos sin vida localizados en la ciudad de Veracruz pasó por mi mente la idea de que sus compañeras de viaje cancelaran; horas después es oficial, el evento se suspende, algo que coincide en tiempo con la renuncia del Procurador Reynaldo Escobar.
Cito este asunto familiar para ejemplificar el modo como la inseguridad en el país viene cancelando para nuestros jóvenes planes, proyectos, oportunidades de desarrollo profesional y viajes para conocer su suelo.
Steve Jobs representa entonces esa esperanza que no debe declinar en el ánimo de ninguno, particularmente de las nuevas generaciones. Es el arquetipo del soñador que se lanza con todo hasta ver cumplidos sus propósitos, el que asume los obstáculos como rampas de lanzamiento.
Una de sus muchas enseñanzas con la que los invito a quedarse en este día dice: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer?” Como él mismo refirió en diversas ocasiones, esta consigna le permitió no alejarse jamás de su propósito final.
Descanse en paz Steve Jobs; atendamos el legado de esperanza transformadora que nos ha dejado.
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