domingo, 24 de julio de 2016

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Después de una interrupción de sus participaciones, obligada por la enfermedad y dolorosa muerte de su amado esposo Ricardo, Eréndira se reintegra a nuestro "staff" de colaboradores con este texto que da cuenta de que las penas no tienen permiso para poseernos.  
¡Bienvenida a casa, querida Eréndira!


¡Al son que me toquen bailo!...

No hay de otra, esta vida hay que tomarla así como venga, porque no puedo cambiar muchas cosas, pero tengo esa maravillosa capacidad humana de adaptación a los cambios.

Cada día es una sucesión de hechos que pueden transformar mi vida, aquél, el que menos tenía contemplado, aquél que parecía tan rutinario, tan insignificante, ese momento puede ser parteaguas en el resto de mi existencia.

Nada termina ocurriendo en el tiempo que suponíamos, lo que parecía inminente no sucede, aquello que era una bomba de tiempo y amenazaba nuestra tranquilidad día con día, sigue sin estallar y nos vemos devastados por lo que nadie nos pudo advertir.

No tiene palabra esta vida, definitivamente no la tiene, ni nos la ofrece, ni promete, sólo nos brinda una oportunidad diariamente y si la aceptamos es a sabiendas de nuestra vulnerabilidad y bajo nuestros propios riesgos.

No hay nada seguro en este mundo, más que la muerte, esa muerte a la que tememos y que a veces resulta liberadora y pacificadora como la que más.

Nadie elige vivir, pero sí como hacerlo. Yo elijo hacerlo con amor, con pasión, con responsabilidad de no heredar tan sólo tristezas y desesperanzas.

Mi coraza, mi blindaje, el amor por mis hijos, mi familia, mis amigos, mi profesión, mis recuerdos, mi pasado, mi fe en Dios y mi aceptación de su voluntad.

Puedo lidiar con la realidad, mientras mis fantasías me permitan volar.

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