domingo, 4 de diciembre de 2016

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


La vida hay que aprender a valorarla y saber como usarla.

Quizá el mejor uso se le da en la infancia,cuando no estamos tan conscientes de qué estamos haciendo en este mundo, y le sacamos brillo a cada día.

En fantasías, en juegos, en esa entrega de afectos en la que no entran compromisos preestablecidos ni intereses malsanos, en donde la ingenuidad y la fantasía nos favorecen para poder vivir sin reservas, disfrutando plenamente, amando sin condiciones, siendo honestos totalmente con nuestros sentimientos.

Vamos madurando y aprendiendo a veces,que todo esto es un poco más complicado, nuestra vida va sufriendo estragos, se va dañando por los intrincados caminos que a veces nos toca transitar.

La vida que se nos entregó impecable, va mostrando áreas deslavadas, rotas, y sabemos que es sólo una. Entonces a la usanza de nuestras madres, cuando el único pantalón de la escuela se rompía, habrá que echar mano de los remiendos, tendremos que parchar la vida y no permitir llevarla desgarrada.

Parches que no le roben belleza, del color del amor, de la sinceridad, de la resiliencia, parches de esperanza.
Habrá que parchar la vida con el arte que nos da la fe, en Dios, en la vida misma, en los seres humanos.

Ser creativos para que un remiendo termine siendo elemento decorativo, Imposible terminar con una vida impecable, es para usarse todos los días, no para tenerla guardada tan sólo para ocasiones especiales.

Una vida parchada con creatividad, una vida que no por ser usada deje de ser útil y valorada, y llevada dignamente hasta el final de nuestros días.

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