domingo, 9 de julio de 2017

CONFETI por Eréndira Ramírez


Alguna vez o más de una,  habrá conflictos con las personas que convives, aun con aquellas que pensaste nunca llegarías a tenerlos. Una o más veces saldrás lastimado, cuanto más afecto haya, más dolor te causará el sentirte herido, ofendido por la actitud o palabras que sin proponértelo tu acción haya provocado.
     Reconocer nuestra parte, es indispensable, buscar justificaciones es también necesario para no magnificar lo que ya de por sí nos causó un gran impacto. Quizá tengas expectativas sobre la reacción del otro, que no lleguen a suceder, quizá no haya coincidencia en la apreciación que uno y otro tenga de lo acontecido. ¿Y si no sucede como lo esperabas? ¿que hacer? ¿cómo seguir?
     Dicen que el tiempo todo lo cura, creo que si no lo cura, lo atenúa al menos. No vale la pena descargar iras, ni responder con agresión la ofensa, o lo que consideramos que lo fue. Habrá que dejar al tiempo su función sanadora, habrá que esperar que ponga las cosas en su lugar, lo que más pese es lo que finalmente inclinará la balanza a un lado u otro.
     Nada cura más que una palabra de arrepentimiento o un perdón, pero no siempre llega. A veces tendremos que perdonar por iniciativa propia, para sanear el alma, para liberarnos de rencores, para no revivir aquello que dejó huella, que no debe ser pisada de nuevo, una y otra vez.
     Arrieros somos, en el camino andamos, hoy soy yo, otra vez serás tú. lo importante es no dejar tan solo al tiempo nuestros afectos que tanto significan en nuestras vidas. No construir castillos de arena que una ola se lleve a su paso, edificar afectos firmes que soporten tempestades, que subsistan a pesar del tiempo, de la distancia, de nuestras diferencias, de nuestros exabruptos.
     El cariño no es fruto silvestre, seamos campesinos que labren tierras fértiles para obtener las mejores cosechas de sentimientos nobles.

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