domingo, 10 de marzo de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Puedo haber vivido por la mayoría de los años que se me haya concedido vivir en un mundo que se me dijo era redondo. Puedo aceptar que este concepto era equivocado y que ahora se me compruebe que es plano, por inverosímil que me resulte.
     Finalmente la geometría de la tierra no ha influido en mi manera de vivir, pero no me es fácil aceptar que el espíritu humano sea plano e incapaz de alojar nobleza en su alma, que ante el menor estímulo sea capaz de desatar sus instintos más perversos y se convierta en verdugo de su prójimo, provocando con su ira y su perverso juicio una oleada de odio, que se propaga, que enrarece el ambiente y que sin tener un propósito constructivo, se dedica solo a destruir, desvirtuando lo que pudiera ser una noble causa que provoque cambio positivo.
     Criticar, cuando el fin es discernir si es bueno o malo, si conviene o no, es ejercicio constante en nuestra vida, de hecho nuestra elecciones se basan en formar un juicio de las cosas o las personas que decidimos formen parte de nuestro entorno.
     Juzgar y criticar para construir es válido, no así cuando solo se hace en base a la apariencia, o cuando se hace no para construir sino para derribar, o tan solo actuando como repetidores de juicios ajenos que ni siquiera nos hemos tomado el trabajo de comprobar.
     Nadie está ajeno a criticar, a juzgar, pero quizá sea bueno detenernos un poco antes de actuar, que no vayan implícitos en nuestro juicio rasgos de violencia, de miseria humana que dejamos escapar en él, utilizándolo como vehículo para liberarnos de frustraciones y enojos que de otra manera no nos es posible liberar. No mostremos al emitir un juicio bajeza. Al hacerlo nos estamos humillando más a nosotros mismos que al que está siendo víctima de nuestro juicio, merecedor o no de aquello que se le atribuye, pero que al enunciarlo con saña, con odio y muchas veces con doble intención, porque lleva además un interés de beneficio personal,  resulta por demás de mayor mezquindad.
     Siempre será deseable que nuestro juicio, sea en aras de edificar, humilde y sincero, sin perder de vista que somos los humanos la única especie "pensante" que habita el planeta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario