domingo, 26 de enero de 2020

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


De nada sirve atormentarse por lo que no hizo en esta vida, por lo que se haya hecho mal, por lo que se perdió o por lo que habiéndose obtenido, no se supo mantener.

Hacer el recuento de los daños es necesario tan solo para ubicarse en nuestra realidad, sin que sea ejercicio repetitivo que solo se practica para llevarnos a la autocompasión, Lo vivido es pasado, el futuro es especulación, el hoy, el presente es lo único que nos pertenece transitoriamente, y hacer de él una constante queja a nuestra conciencia, impide forjar nuevos caminos que lleven a mejores destinos.

No se trata de escribir vida y luego querer borrarla, la tinta indeleble de nuestros actos, es imborrable. Lo que es posible es reinventarnos, ser capaces de replantear el texto y lograr que los capítulos que vengan tengan un mejor contenido.

Seguir avanzando con equipaje ligero, sin ser rígidos jueces de nosotros mismos. Dejar culpas que a veces ni siquiera nos corresponden, reconocernos humanamente falibles, perdonarnos como también perdonamos a los que nos ofenden. Saber reconocer errores, no significa quedarse estacionado en el castigo, basta y sobra con las repercusiones.

Sometidos siempre a juicios de los demás, dependiendo de la percepción ajena de nuestros actos y no tan solo de la intención que en ellos pusimos, resultamos más de una vez condenados.

Vivir liberados de juicios equívocos, propios y ajenos, sin dejar a un lado nuestra conciencia, donde están impresos los valores morales y éticos que han regido nuestra vida. Estar en armonía con ella, librar batallas con las emociones que a veces nos traicionan. Tener siempre la voluntad de mejorar, de no dañar, de respetar y colocar el amor como fundamento básico en nuestras relaciones humanas.

Que la culpa no sea condena con la cual cargar toda la vida, sino solo el medio para una reparación espiritual.

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