domingo, 17 de julio de 2022

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Hay ocasiones en que estamos buscando mil veces donde mismo algo que perdimos, y de repente sin más ni más, como por acto de magia aparece ahí, enfrente de nuestras narices. Hasta sentimos que alguien nos jugó una broma, o que definitivamente el santito de las cosas perdidas lo colocó ahí.

Esto me ha sucedido más de una vez, Igual me ha pasado que queriendo hallar mi paz, mi felicidad perdida, estando tan a la vista, no me es posible dar con ellas. Quizá uno ni siquiera mira claramente; quizá el dolor empaña la vista, o simplemente uno queda atrapada en él y no ve más allá. Con frecuencia estamos buscando en el lugar equivocado, en aquél en que una vez estuvieron, pero no están más. Insistimos muchas veces en encontrarlas donde las dejamos, y quizá el error esté en no querer caer en cuenta de que ni la felicidad ni la paz son objetos que se pueden mantener guardados y a salvo, sino estados o situaciones que percibimos de acuerdo a nuestra concepción sobre su significado y nuestras circunstancias.

Están escondidas detrás del pesimismo, de la incapacidad de resolver conflictos, del resentimiento o la ira; de no ser capaces de concluir los duelos y resignarse; de seguir insistiendo en un pasado que nos hiere en lugar de rescatar de él aquello que nos inspira a seguir en armonía con el mundo, con la gente, y a transmitir un mensaje de amor, de solidaridad que nos haga capaces de reencontrarnos a nosotros mismos, con los demás, y no perder la fe en reencontrarnos con la felicidad y la paz.

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