domingo, 25 de diciembre de 2022

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza

 

EPIFANIA DE  LA MAÑANA HELADA

Todas las criaturas guardan absoluto silencio, si acaso interrumpido por una gélida ráfaga que se ríe, traviesa, de los afanes humanos por combatir el frío.

En el pequeño patio mis amadas plantas lucen abrigos variopintos de distintos tamaños, con los cuales pretendo poner a salvo su integridad foliácea.  Para la siguiente mañana uno de esos abrigos se ha volado y el ser vegetal ha muerto.  Luce su marchitez en pleno.  Más allá la sábila, que el día antes de la primera helada lucía vanidosa una flor en la cúspide de su largo tallo, también ha perecido.  Fracasó mi torpe propósito por salvarla. El frío ha cobrado su cuota con su aliento de muerte.

Me pregunto dónde se refugian las menudas aves que, a la mañana siguiente, en singular alborozo, revolotearán en torno a la pila de agua, como si nada hubiera sucedido…

Rigor de la naturaleza sobre sus criaturas, el cual no podríamos pretender doblegar.

El Creador esboza una sonrisa ante la lección aprendida hoy por todos nosotros: La sabia humildad de saber reconocernos como un engranaje más en el libro infinito de la vida.

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