domingo, 23 de abril de 2023

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

El equilibrio físico, mental y espiritual depende en gran medida de nuestra tolerancia. Tener la capacidad de adaptarnos a los cambios, incorporarlos, sin que nos dañen, aprender a convivir con la naturaleza, resistiendo los climas, por extremos que sean, es un ejemplo de tolerancia positiva
La tolerancia puede darnos paz, pero demasiada tolerancia puede dar paso a convertirnos en seres conformistas con adaptabilidad extrema a quien se le hace aceptable vivir en circunstancias adversas, sin que tenga la más mínima intención de cambiarlas, porque ha aprendido a convivir con ellas.

En las sociedades, haciendo una analogía con lo que sucede fisiológicamente con la tolerancia a los medicamentos, la cotidianeidad con que se presentan la corrupción, la injusticia, la violencia, por nombrar algunas de las situaciones anómalas que enfrentamos, va provocando que cada vez sea menos el impacto que nos causan. Llega a formar parte de nuestra rutina diaria, nos hemos hecho tolerantes a ella, y ya no hay respuesta de rechazo, ni la concepción de una idea para mejorarlo, ni siquiera a desearlo, mucho menos a desear ser partícipes en la lucha por cambiarlo. Podemos vivir con ello y sentirnos más que satisfechos de vivir de esa manera.

Si bien la tolerancia es equilibrio, es paz, porque implica respeto, aceptación de las distintas ideologías, religiones, culturas, etc... a pesar de que no vayan de acuerdo con las nuestras, considero que debe tener un límite y es aquel en el cual no nos impida mantener libre albedrío, la exigencia recíproca de un respeto, sea cual fuere la relación interpersonal de la que estemos hablando. Que no vaya en contra del desarrollo integral del ser humano, que permita crecimiento espiritual, que sea motivo de entendimiento, de adaptación, mas no de conformismo ni de sumisión a aquello que implica degradación de nuestra moral, o abolición de nuestra voluntad.

Nunca perder de vista que la intolerancia ante la injusticia, la inequidad, la corrupción, la impunidad, todo aquello que conduce al deterioro de la persona o de la sociedad, debe ser contrapeso de nuestra tolerancia y del respeto que se requieren para vivir en armonía, para vivir en paz.

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