domingo, 19 de noviembre de 2023

POESÍA DE HÉCTOR OLVEDA

Fábula del camaleón

Espejo universal, perjuro entorno.
Sensual embaucador, una falacia
que a la vista se pierde y fuera gracia
de no tener virtudes como adorno.
Las que a veces delatan su contorno
granulado reptil, que Damasquina
lleva la piel y un rabo sin bochorno
igual que una rizada serpentina.
De la giba que tiene su cabeza
a la sierra que pasa por su espalda
brilla un cielo color azul turquesa
y una veta carnosa de esmeraldas.
A la parodia que inventa de lo cierto
no escapa ni telón, ni utilería
cuando disfraza la sublime cobardía
el recurso teatral de su pigmento.
Talento que brota a sus escamas
como lunar que viene de familia
igual imita la angustia de una rama
que un pétalo feroz de buganvilia.
Se aleja, de sitios y de gente
camuflaje de tedio y de fantasma
y del aire que corre se le plasma
El inocuo color del trasparente.
Camaleón; te pareces a Dali y
a Mata Hari.
A la obra de arte de un espía.
Al Fakir, al ojo del vidente
Y al vagón de un prehistórico
tranvía.
Copista magistral, cara de asceta.
Divina majestad de los contrastes
tienes por dentro rendida la paleta
Del Greco, de Rembrandt, de Velázquez.
Criatura inerte, de pronto se oscurece
y el color de su mágico holograma
se prodiga fastuoso en una llama
como el astro que de luz se desvanece.
A la fábula jamás desencantada
del camaleón, no falta moraleja
“Quien a un mundo de sombras se asemeja
Se confunde tan solo con la nada."

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