domingo, 24 de abril de 2011

Añoranza, Icono de marzo 2011 por Gabriel Rubio Badillo b


Añoranza. Icono de marzo 2011.
Añoranza es la arena en tus pies de niño, las olas que los mojaban, el mar que celebraba contigo que seguía en la tierra y también se movía. Eran los tiempos en que no te quejabas de que la playa era un lugar de donde salías “todo pegajoso”.
¿Cuándo cambiaste el saltar en las olas por la aburrida sombra de la palapa con una caja de “Church´s y tu coca de dos litros?
Añoranza es el manto de estrellas que te recuerda tu enorme grandeza, cuando te tirabas boca arriba y eras parte de la sinfonía nocturna… en ese manto negro y canicas brillosas que te dejaba boquiabierto y te hacía grandes los ojos… ¿cuándo dejaste de mirar para arriba?
Alguna vez la lluvia no fue un impedimento para salir a la calle; alguna vez fuimos capaces de correr a su encuentro. Hoy corremos para evitarla. ¿madurez o jodidez?
¿Te recuerdas persiguiendo a las pompas de jabón y pegando de gritos? De pronto el aburrimiento interior te quitó esa alegría. Algunos le llaman madurez, tal vez porque suena más bonito.
¿Cuánto hace que el viento no te pega en la cara? ¿Qué le hicieron a tu tabla de “avalancha”? Cuando el zoom zoom era más que un anuncio de coches; cuando el vértigo de los “caballitos” podía alegrarte toda una noche.
La añoranza está en esa risa suelta y desgarbada, que te salía del alma y te pasaba por el corazón, y que no tenías que andar con esa maldita mueca de seriedad sintiéndote muy adulto. ¿Desde cuándo empezaste a contar los motivos para quejarte? Jorge Falcon puede ser más edificante que Deepak Chopra… se trata sólo de aprender a reír otra vez. Relájate.
¿A donde se fue esa alegría salvaje de mojarte con la manguera? ¿Cuándo dejaste de acariciar a los gatos y decidiste patearlos? ¿En qué momento el piso dejó de ser uno con tu panza y tus carritos o muñecas, y se convirtió en un lugar con “gérmenes”?
Era lindo cuando nada te daba alergia, cuando los tamarindos con chile no eran un atentado para la gastritis, cuando no existía el diazepam, o por lo menos no sabías que así se llamaba la porquería que tomaba tu madre para inventarse el sueño.
¿Colitis…? Es el nombre que le pusieron al resentimiento. Hay otros verdaderamente enojados con la vida… a esos les dan “divertículos”, y no es albur. Son las tripas hechas resorte. “De etiología multifactorial” dicen los médicos para evitar reconocer su ignorancia. Eso pasa cuando el odio se te va a la panza.
“Predisposición genética…” otra jalada para describir que repetimos patrones absurdos para machacarnos la vida y el cuerpo. A veces, envejece primero el alma. ¿Qué rayos les pasa a estos adolescentes modernos con sueño y hueva todo el tiempo? Imagínatelos a los 40… si es que esa flojera existencial les deja cumplirlos. Es lo malo de tener todo resuelto.
Añoranza es irte a la cama y no tener que estar inventándote problemas y ojeras intentando cambiar a la gente para que piensen como piensas tú. Añoranza es cuando te importaba un comino tener la razón, cuando no rescatabas a nadie, cuando sabías que la Mujer Maravilla y Superman eran sólo una caricatura. Bonita fregadera cuando te sientes la versión moderna de estos superhéroes; sin capa roja, ni calzón con estrellas. Sin ningún poder mágico y con mucha más panza. Pero con las mismas intenciones de rescatar gente.
La Dama de Hierro era un eufemismo para referirse a Margaret Tatcher… y tú, mujercita, no estás obligada a tomártelo literalmente. ¡Relájate! Nadie pidió una versión latina de ella… Así que date el permiso de ser frágil, de hacer el amor, de enamorarte de nuevo, de volver a creer, de dejar de sentirte una especie rara de madre asexuada. Tener hijos o tener 40 años NO es una maldición. Bájale tres rayitas a tus intentos de ser canonizada ; si te liberas de esas cosas idiotas, la menopausia no será un tormento.
Tampoco es cierto que los hombres no lloran. ¿Desde cuándo se te descompuso el corazón y los ojos, que ya no te salen lágrimas aunque tengas ganas? Si necesitas picar una cebolla, o volver a ver la película de Toritoooo, hazlo. Otra opción es oír el Informe.
 El llanto a tiempo, es menos incapacitante y más liberador que un infarto, mi estimado Iron Man Región 4.
El punto es que no necesitas dejar de trabajar ni hacerte irresponsable para volver a ser niño. Sólo date el permiso de vivir esa añoranza; la playa, las estrellas, la arena, las burbujas, las olas, la lluvia, la avalancha, la risa, el piso cochino, los caballitos, la manguera, los tamarindos, y tantas maravillas que la vida te regala. Como esos ojos hermosos de la persona con quien tu corazón se vuelve un caballo loco.
Nos sobran los motivos, dice Serrat… Hay mil razones para ser feliz con lo que sí está.
O sea, no te fabriques problemas. Suficiente tiene el mundo de qué dolerse con un tsunami encima de Japón y un idiota al frente de Libia. Esas sí son tragedias reales.
Con menos solemnidad y más humor, se lo escuché decir al gran “Miguelón” Garcidueñas: “Dejémos de hacernos chaquetas mentales”.
Gracias por descargar el archivo adjunto, es un regalo visual y emocional, sencillo, pero preparado con mucho esmero para ti, que nos regalas tu tiempo y atenciones. Y gracias también por compartir este correo.
Añoranza, Icono de marzo 2011 es una publicación de Gabriel Rubio Badillo.
Asociación de Psicología Humanista. Freedom.
México-Costa Rica-USA. Tel. 364 15 93. Cel. 127 81 69.

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