para recordar quién eres,
para reencontrarte y actualizar tu identidad;
cuando miras para arriba tocas el universo
y tienes un encuentro con la inmensidad.
Y entonces te descubres siendo parte de ella,
y por ende, esa cosa maravillosa que te corta el aliento
también está dentro de ti.
Mira para Arriba,
porque ahí está la cita con lo Inevitable,
con lo mágico, con el perdón,
con un aire limpio que te restaura los pulmones
y sabes entonces que no hay nada que perdonar.
Mira para Arriba,
para darte cuenta de quién eres,
y saber que no eres tu experiencia sino tu esencia;
las cosas te ocurrieron, NO te definieron.
Lo que viviste es experiencia que tú decides convertir en aprendizaje o en estancamiento.
Porque cuando miras para arriba
inevitablemente algo de adentro se asoma y se revuelve;
le llaman Espíritu, y es indeformable.
No se mancha ni se tuerce.
Mira para Arriba,
porque sólo ahí encuentras algo sensato,
cuando todo lo demás parece haberse vuelto un desastre.
Porque sólo ahí recuperas el sentido de lo digno
cuando todo parece pudrirse.
Porque sólo ahí, en esas estrellas imponentes, aunque es curioso,
descubres la puerta a otro universo aun más cercano: tu corazón.
Lo de afuera te lleva a lo de adentro. Raro, pero cierto.
Mira para Arriba; y te verás condenado a ser feliz.
No importa que no entiendas nada… hay cosas que no necesitas entender;
Sólo Confía. Entrégate. Todo podrá haberte fallado, hasta tu propia persona.
Pero ese algo es la constante universal, torre fuerte,
la piedra que no se mueve en las tempestades,
lo que te queda cuando ya no hay nada.
Cuando esa capacidad de esperar cosas buenas parece haberse descompuesto;
cuando lo pierdes todo, cuando en nada confías, cuando por nadie apuestas.
Por eso, Mira para Arriba, y reconquista tu Trono,
Devuélvele a tu Ser el sitio que le corresponde;
ser feliz, inmensamente, mansamente, sólo Confía.
Sabrás que por más que te hayas equivocado,
Él es capaz de seguir creyendo en ti. De hecho, nunca dudó.
Mira para Arriba, y deja correr las lágrimas si es necesario;
el abrazo que te da el universo en verdad es estremecedor.
Con una caricia en el rostro Él te dice que puedes comenzar de nuevo,
que todo está olvidado.
Y te sientes inmensamente digno y valioso, y ¿sabes…? Nunca dejaste de serlo.
Estáis condenados a ser felices; Él no tiene prisa, es un Encuentro seguro, Él sabe que algún día tu corazón lo buscará.
Por eso... ¡Mira para Arriba!
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