PAÍS DE CONTRASTES
En algún lado leí que una característica de la edad madura es aprender a conocer nuestras capacidades y limitaciones; una de las primeras que he aprendido a atender es la intuición. Cuando conocí aquel esquema clásico de Jung que marcaba a la intuición tan científica como el pensamiento, el sentimiento o la sensación, me alegré; ya podía hacerle caso dentro de lo razonable, sin sentirme una especie de bicho raro.
Una forma en que suelo aplicar la intuición en la vida cotidiana es al momento de elegir qué película ir a ver. Guiada por esta suerte de corazonada he visto cintas que en lo personal han tenido un gran significado, aún cuando por otra parte no destaquen a nivel comercial. Ahora recuerdo la última película de Jorge Lavat: “El estudiante” que me dejó un agradable sabor de boca, original producción de bajo costo que se exhibió en contra de los intereses de poderosos emporios del cine.
Algo similar parece suceder con una nueva producción mexicana que llega sin la comparsa de un gran aparato publicitario: “El cielo en tu mirada”, producción de Pitibol Ibarra, con la actuación estelar de Mané De la Parra y Aislinn Derbez. Es una historia romántica y original que muestra una cara agradable de México, y que finalmente trae un mensaje positivo, en particular para la juventud. Agradable al oído, libre de palabras soeces; auténtica y valiente al abordar un romance sin tener que recurrir a escenas gráficas tantas veces fuera de lugar, vicio muy recurrente en nuestro cine. Finalmente divertida y aleccionadora, para todo público.
Haberla visto justo cuando arrancan las campañas de los presidenciables, me lleva a una reflexión que hoy quiero compartir, con relación a los contrastes de los cuales somos especialistas los mexicanos:
Como público apoyamos poco a producciones cinematográficas inteligentes que además exaltan los valores humanos. Y quizás por omisión, como los pecados de la Iglesia Católica, venimos a apoyar con nuestra molicie producciones cinematográficas o televisivas vulgares, violentas e intrascendentes.
En política, hay que decirlo, para estas elecciones se percibe un promisorio despertar ciudadano. Ya no parecemos dispuestos a dejarnos llevar por el canto de las sirenas.
Es hora de romper con esos paradigmas que en tiempos pasados han demostrado ser inoperantes. No queremos gobiernos de primerísimo mundo que derrochan en partidas ociosas, distrayendo un dinero que urge en renglones verdaderamente prioritarios.
Para ejemplo tenemos el exorbitante costo de la Estela de la Luz, en cuya construcción finalmente F.C.H. reconoce que hubo corrupción, y cuya inauguración absurda y ostentosa coincidió en tiempo con lo más grave de la sequía en Chihuahua y Durango.
Fue inicialmente gracias a la participación ciudadana y de la iniciativa privada como comenzó a fluir la ayuda a dichos estados, sumido nuestro gobierno en un doloroso marasmo de conciencia.
País de contrastes: “El camino al infierno está cubierto de buenas intenciones”. Tenemos un aparato burocrático tan caro, que de cada peso destinado a obras prioritarias, en veces llegan a los beneficiarios unos cuantos centavos.
Nada más en México sucede: Diputados con ingresos de lujo sesionan “al mínimo” en los últimos meses. ¿Será posible que 110 millones de votantes no podamos modificar este estado de cosas?...
México de contrastes: El robo por hambre se paga con cárcel, aún en ausencia de un juicio previo. Ya dentro, el presunto culpable convive con reos de alta peligrosidad, pagando así su inscripción a las ligas mayores de la delincuencia organizada.
No es posible que al empleado o al pequeño propietario lo persiga el sistema tributario hasta el cuarto de baño, mientras que los grandes evasores llevan sus dineros a paraísos fiscales con absoluta libertad.
Sucede en México: Se emprende una lucha en contra del narcotráfico, sin legislar la extinción de dominio (perdón, la iniciativa de ley del 2009 acaba de ser pasada esta semana a la cámara de senadores, después de sesenta mil muertos)…
México de contrastes: El hombre más rico del mundo frente a millones en pobreza alimentaria. Según cifras del CONEVAL 2010, nueve de cada veinte mexicanos viven en la pobreza, y uno de cada diez mexicanos se va a dormir con hambre.
México es el séptimo productor de petróleo a nivel mundial, con una producción de poco más de 3 millones de barriles diarios de crudo. Paradójico, se ve obligado a importar gasolina del extranjero para abastecer un consumo diario de 400,000 barriles.
Wirikuta, tierra sagrada, declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 1999 está a punto de desaparecer. Intereses ajenos pretenden expropiarla a la nación wixárika para establecer 22 concesiones mineras a canadienses, algo que tendría terribles consecuencias culturales y ambientales.
Un cambio de fondo: Es ahora o nunca, mediante nuestra enérgica participación ciudadana. Y por qué no, ¡de pasada apoyemos al buen cine nacional!
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