El problema nacional más agudo es que hay 52 millones de pobres.
Por tanto, hay 53 millones de mexicanos no tan pobres, algunos hasta prósperos.
Uno a uno podríamos socorrer a los más necesitados.
Compartir el pan y la cobija, generar empleos.
Entre todos, restaurar las escuelas, emprender la autoconstrucción de viviendas.
Hay que activar la piedad masiva que generó el Papa.
Lo cierto es que el principal problema no es la pobreza, sino el egoísmo.
Tenemos los pobres que merecemos. Ni uno menos.
jvillega@rocketmail.com
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