domingo, 16 de junio de 2013

DESPUÉS DE LA LLUVIA por María del Carmen Maqueo

Domingo por la mañana, día de la semana que comienza temprano para mi por una obligación moral que me hice desde hace tres años, actualizar mi blog. Este domingo, sin embargo, voy abriendo el ojo al filo de las 7 de la mañana, cuando el sol tramposo ya ha vencido la barrera impuesta por las persianas para venir a posarse sobre mis párpados, y avisarme que se me ha hecho tarde. Han sido un par de días de lluvias furiosas, con descargas de una o dos horas, pero con tal intensidad que inundaron ciudades y desbordaron ríos.
Hay más de mil hogares que amanecieron este domingo vacíos, pues sus moradores fueron evacuados el día de ayer ante la inminencia de una inundación. Otros tantos miles han amanecido desde ayer con daños a su patrimonio mobiliario que posiblemente sean irreversibles. Las escenas de la tragedia no se han hecho esperar; la tecnología nos pone de frente con el momento, justo en el lugar donde está ocurriendo. Somos testigos de primera mano de los alcances de la naturaleza.
 Curioso, luego de que pasa un poco de tiempo, parece que olvidamos lo acontecido, y volvemos a emprender acciones individuales que, en su conjunto, atentan de manera grave contra el medio ambiente, resultando en estos arranques de furia de su parte, que nos colocan en riesgo de muerte.
En mi caso particular los daños fueron mínimos comparados con las pérdidas que otros habrán sufrido. Amanece la casa con una sensación de humedad cenagosa luego de haber alcanzado el agua un nivel de 5 centímetros en todas las habitaciones. El sol que a esta hora ya se insinúa, habrá de ser el cómplice perfecto en mis afanes de dejar atrás lo sucedido.
Dejar atrás esa angustia, esa impotencia frente a la naturaleza que se abre paso contra toda barrera humana, y se impone majestuosa... Dejar atrás sí, pero no olvidar; entender de una vez y para siempre que así como todos hemos contribuido al Calentamiento Global y los fenómenos inéditos que hoy nos toca conocer, de igual manera nos corresponde a todos y cada uno comenzar a establecer un orden. Desde las grandes contaminadoras trasnacionales hasta los pequeños actos individuales cuya suma se convierte en un daño masivo a la única casa que tenemos para vivir.
Después de la lluvia hay mucho qué recomponer, mucho qué renovar. Sin embargo lo primordial es ese pequeño examen de conciencia que estamos obligados a emprender nosotros como ciudadanos del mundo, si queremos seguir existiendo sobre el planeta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario