domingo, 23 de febrero de 2014

Artículo sobre la dependencia a drogas por José Carlos García Fajardo


DE EXPERIENCIA ÍNTIMA A FENÓMENO SOCIAL
La confusión en el análisis de las causas y los efectos de las drogas nos debe impedir caer en simplificaciones como que "a las personas de orden no les pasa nada", o "si acabamos con los narcotraficantes, se termina el problema de la droga".
Algunos padres que padecen ese azote en su familia y algunos políticos arremeten contra las libertades conseguidas haciéndolas responsables de los males e ignoran su parte de responsabilidad en algunos aspectos del problema.
Si no fuera la droga sería el consumismo u otras formas de alienación mediante dependencias para paliar las verdaderas causas de ese rechazo de la sociedad, de la familia y de sí mismos que significa la pérdida de la autoestima, de la dignidad y de las señas de identidad.
Nadie es obligado a consumir drogas sino que es la falta de valores y de un sentido para el vivir lo que lleva a la autodestrucción. Porque podemos disponer de heroína, de coca, de marihuana o de hachís y no por eso las consumiremos.
En la familia, en los centros de formación y en el propio ambiente están las causas que es preciso considerar. Ya nadie está a salvo de ver a un ser querido hundirse en la droga cuando fallan los resortes éticos y culturales. ¿Por qué algunos jóvenes se convierten en drogodependientes? ¿Todo el que alguna vez consumió alguna droga se ha convertido en drogadicto? En muchas ONG abundan los ejemplos que confirman lo contrario: dadle a un joven un sentido para su vida, despertad su autoestima, aceptadlo en su realidad, integradlo y haced que se sienta necesario, ayudadle a transformar los criterios que lo han deformado y veréis cómo descubre la alegría de vivir.
Una de las principales causas de la huida de la realidad por medio de las drogas es la inseguridad, el miedo y la no aceptación de sí mismo, comenzando por el propio cuerpo. Es preciso que los expertos dialoguen con los pacientes y con sus familias para una terapia que se dirija a las fuentes y no sólo a los efectos o a los instrumentos de los que se sirven para su huida de una sociedad que no les gusta y en la que se encuentran desplazados y se autoexcluyen.
El ser humano que no se acepta y se ama, no puede desarrollar una autoestima que le haga responsable y libre para vivir con coherencia.
Publicado originalmente por el autor en Centro de Colaboraciones Solidarias (CSS) el 23/06/2000

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