domingo, 19 de abril de 2015

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


¡Que cosas tiene la vida!

La historia mil veces contada, contada con distintas versiones según quien la cuente.

Saber nuestras historia para reconocer errores y evitar repetirlos, pero si a veces dudamos de cual sea la verdadera historia ¿cómo saber qué fue lo acertado y qué no?

Desde siempre hemos aprendido a apreciar el talento, las virtudes, la sabiduría de los hombres después de muertos, se les honra ya que han fallecido, a unos se menosprecia mientras están vivos, a otros se les margina o se les critica severamente, muchos otros por sus ideales llegan a perder su libertad.

Otros viven a la sombra del anonimato dedicando su vida a lo que después será patrimonio de algunos, admiración de muchos.

Gente que en el cementerio recibe su mayor tributo, poseedores de mentes brillantes, talentos sobrenaturales, aptitudes y cualidades que no los llevan al éxito porque fueron contracorriente, porque su meta era ser y no tener, invisibles para aquellos cuya óptica sólo es capaz de deslumbrarse con el brillo del poder y del dinero.

Únicamente la muerte les reivindica y no su es su vida sino su obra la que los hace inmortales. Ejemplos hay muchos, en contexto social, político, científico no se diga en las artes, desde siempre y hasta hoy en día sigue existiendo esa gente cuya determinación, vocación y pasión por sus ideales los mueve por encima de la ambición material.

Mientras la historia no haga justicia en vida a estos extraordinarios seres humanos, nuestra juventud seguirá tomando como modelos dignos de imitarse a aquellos cuya vida, fortuitamente o con el menor esfuerzo ha sido galardonada con la fama y el dinero.

Honor a quien honor merezca antes y después de su muerte.


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