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domingo, 6 de marzo de 2016
CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez
Aún puedo oír la voz de mi madre cuando nos ordenaba hacer algo y recibía como respuesta un "ahorita" y permanecíamos inmutables, sin tener realmente un por qué no acudir a realizar la tarea solicitada.
Esa palabra fue motivo de muchos disgustos, de tensiones entre mi madre y nosotros los hijos, porque además el "ahorita" a veces no se llegaba nunca, o requería de dos o tres llamadas que iniciaban como solicitud y terminaban en regaño.
Después me tocó vivir el "ahorita" en el papel de madre y como tantas otras cosas, hasta entonces pude comprender la desesperación que le causaba a mi progenitora, demasiado tarde para remediarlo, la vida me cobró con la misma moneda, la historia se repetía, ahora era yo la que odiaba esa palabra y mi actitud no era para nada más tolerante que la de ella.
Procrastinar, verbo que se viene escuchando más en la actualidad y que viene a ser en nuestra vida la causa de una gran parte de nuestros desaciertos al actuar: Retrasar, aplazar el cumplimiento de una obligación, substituyendo esto por actividades irrelevantes o más agradables, o simplemente por continuar en el ocio total.
Como padres siempre estamos luchando contra esto al educar; como adultos pareciera que nos quedó la mala costumbre de no obedecer, y seguimos utilizando el "ahorita" como un compás de espera que a veces es tan prolongado que para cuando decidimos atender aquello que dejamos pendiente y era relevante para nosotros o para el que nos lo solicitaba, ya es demasiado tarde, Señalaba Di Caprio en su discurso, que por cierto para mí fue de lo más relevante en la entrega del Óscar, que era tiempo de dejar de procrastinar, de tomar medidas que detengan el deterioro del planeta y no continuar dedicándose a la sobreexplotación de los recursos naturales, del hombre mismo, sin la menor misericordia para el planeta y para el propio ser humano en aras de crear empresas con las que lucran tan sólo unos cuantos.
El "ahorita"puede ser que nos lleve a un desastre donde ya cualquier acción resultará estéril.
Mi madre nunca utilizó ese verbo, pero estoy segura que su afán fue inculcarme el no procrastinar,
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