lunes, 3 de octubre de 2016

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Pocas veces en la vida puede uno decir que es completamente feliz.

Casi siempre algo en nosotros mismos o en nuestro derredor está fuera de armonía, pero aun cuando quizá no nos sea suficiente, cada día viene aderezado con su porción de felicidad.

A veces en trocitos pequeños, otras en grandes rebanadas, Hay ocasiones en que pareciera nos la dosificaran a gotitas. Por escasa que sea, algo de felicidad nos toca en cada nuevo amanecer.

Quizá sea bueno guardar un poco para tiempos de sequía, quizá abastecernos la memoria y el corazón de esa felicidad cuando en abundancia nos es servida en la mesa.

Dejar porciones en conserva, para abrirlas cuando el alma esté hambrienta de percibir la maravillosa sensación que solo la felicidad puede dar.

Hacer de ella un plato rutinario y no tan solo manjar especial para cenas de gala que ocurren muy pocas veces al año.

Tener un ingrediente secreto, que nos haga encontrar en la vida ese quinto sabor, el umami, que realce el ya de por si agradable que tiene la vida y nos haga siempre despertar con el deseo de volverla a probar.

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