domingo, 20 de noviembre de 2016

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


EPIFANÍA DE LA SUPERLUNA

Como cada 28 días permito que aflore y me conduzca esa fracción interna que se mantiene en estrecho contacto con la naturaleza. A las 6 en punto dejo todo lo que estoy haciendo y como llevada por un embrujo salgo a buscar a la Luna que hoy promete lucir sus mejores galas en muchos años.

Me hace sufrir un rato, no se deja ver hacia el este, donde debía de verse cuando comienza a salir y que, cuando finalmente aparece lo primero que hace –al fin mujer—es ir a mirarse en el espejo del Bravo que hoy parece aguardarla en particular calma, como para permitir que ella pueda regodearse en toda su belleza. La veo surgir como un gran queso holandés quieta y hermosa, coronada por un encaje de finas nubes plateadas que la orlan y luego se abren hasta perderse en lo alto del firmamento.

Unos minutos después, no sé si fueron 5 o 10 esas mismas nubes como brocado cubren su rostro, ahora me recuerda los antifaces de las fiestas de antaño tras los que se ocultaban los asistentes a un convite, hombres y mujeres, para intentar divertidos no ser identificados. Veo cómo se prueba uno y otro como niña juguetona; sabe que los ojos del mundo están puestos en su belleza al punto del éxtasis.

¡Cuánta riqueza hay en el firmamento esta noche! Soy muy afortunada de poder disfrutarla y tejer historias, una distinta con cada atisbo, antes de que la noche termine por engullirnos.

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