domingo, 21 de enero de 2018

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

¿Cuántas veces sin intención alguna has lastimado a quien te quiere?
¿Cuántas veces te has sentido culpable de daños a terceros por tu forma de actuar, sin que en ello haya la voluntad de hacerlo?
Nos conformamos con dejar fluir nuestro sentimiento de manera egoísta. Del mismo modo podemos decidir dejar de hacerlo, o tal vez ni siquiera tenemos clara conciencia de que ya no sentimos afecto hacia esa persona. Pudiera ser que nos retiremos sin decir nada o diciendo muy poco, u ofreciendo una explicación que no satisface a la otra persona.
          Las relaciones humanas son tan necesarias como difíciles, se dan entre dos seres que piensan, actúan distinto, con diferente educación, con distinta percepción de la vida, tal vez sin nada en común y el único eslabón es el afecto, un afecto que se aferra a coincidencias  a veces no muy definidas  para los actores sentimentales.
     Nos toca jugar los dos papeles, a veces víctima, otras victimario; en ocasiones con sentimientos de culpa de por vida, otras señalados por injustos, cuando nosotros nos hemos exonerado de cualquier cargo, y nos sentimos totalmente inocentes. 
     Entrar al círculo de los afectos, implica tanta responsabilidad, que a veces se prefiere renunciar a él y rondar por la periferia en soledad. Para querer hay que atreverse a arriesgar el corazón, y saber que podemos quedar en bancarrota, pero siempre apostando a encontrar en el amor a otros nuestro mayor patrimonio. 
     Finalmente seremos el resultado de la suma de nuestros afectos, hay que arriesgarse si deseamos que nuestra vida no sea estéril camino que se recorre sin dejar huella en nadie. La trascendencia en uno o más corazones de nuestros afectos bien vale la pena de correr el riesgo de sufrir por ello.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario