PANAJACHEL
Un hombre pequeño
que habla con las paredes
y con los perros.
Niño de sonrisa blanca
enfundado
en un cuerpo de adulto.
Un alma solitaria
que busca
las tardes de sábado
arrancar palabras
a la botella cíclope
cuyo ojo le mira
fijamente
desde el grueso fondo.
Se resiste a olvidar
el verdor
de sus tierras.
Panajachel es dolor
que se incrusta. Sueño
que se sueña
sin mayor esperanza
por volver.
De tarde en tarde
juega a la pelota
con los ecos
de sus risas
de infancia.
Para no dejar
de recordarlas.
Para salvarlas
del destierro.
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