domingo, 23 de junio de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


En esta vida a todos se nos da licencia para manejar sentimientos. Desde que nacemos hasta que morimos tenemos la facultad de despertar sentimientos de todo tipo, sin que obre en ello muchas veces nuestra voluntad. Somos generadores de afecto o de rechazo sin que hayamos hecho en muchas de las ocasiones consciente, el haber provocado de alguna manera tal o cual sentimiento.

Ser amado o por el contrario odiado, debiera ser resultado de nuestras acciones, reflejo de nuestra actitud hacia los demás, cosecha de lo que a ciencia cierta sabemos nos dedicamos a sembrar. A veces, sin embargo, nos sorprende saber que con muy poco pudimos dejar huella profunda en unos, y que por lo contrario, aquellos en los que pusimos singular vehemencia en hacerlos sentir nuestro amor, apenas asimilaron una mínima parte.

Sufriremos desdeños, rechazos, indiferencia, de quienes no supieron apreciar nuestro cariño, ¿que falló? Quizá una interferencia entre las energías que de uno y otro emanan, quizá nunca nos dimos cuenta de nuestra errada manera de comunicarle nuestro afecto. Pudiera ser que en el lenguaje de los sentimientos, también hay distintos idiomas, y nos damos cuenta de modo tardío,  que no se nos supo traducir.

Y así por la vida iremos, aprendiendo a no esperar agradecimientos por nuestro cariño, a recibir de cada quien, lo que cada quien esté dispuesto a dar. No será recíproco a veces, no tendrá la misma intensidad, no requerirá de nuestro esfuerzo en ocasiones, en otras habremos dado más de lo que alguna vez pudimos pensar. 
No importa  como sea recibido, lo que siempre tendrá valor, es saber amar. Amar sin condiciones, amar a sabiendas de que el valor de nuestro amor muchas veces no es para otros el que nosotros le hemos fijado. 

En la medida en que reconozcamos los sentimientos nobles, seremos capaces de corresponderlos, de apreciarlos, o por lo menos de no ignorarlos. Nunca nadie de amar debiera arrepentirse, siempre habremos tenido en ello ganancia, defraudados o no por la respuesta del destinatario, el amor deja huella que el dolor no borra, porque alimenta el alma mientras se aloja en nuestro corazón.

Nadie se va de este mundo sin haber sido correspondido en una relación afectiva, nadie tampoco se irá sin alguna vez haberse sabido incomprendido o rechazado, lo deseable es que el balance sea a favor, y que siempre le apostemos al amor, porque tan solo el valor de poder sentirlo nos salva de la bancarrota.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario