domingo, 7 de julio de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

La escuela de la vida, esa en la que no hay aulas, en la que no hay horarios ni programas de enseñanza preestablecidos. Donde el método es individual, en su mayor parte autodidacta, pero plagado de enseñanzas incidentales de quienes de forma voluntaria y a veces sin intención alguna, nos dejan una experiencia que forjará nuestro carácter, que moldeará la personalidad innata que cada quien posee.

De acuerdo a las circunstancias que vivamos, a la gente con la que interactuemos, nuestro aprendizaje será variado, por lo que personalidades muy similares, tendrán caracteres que pueden ser muy distintos.

Es nuestra capacidad de asimilar, de percibir esas enseñanzas, lo que determinará cómo incida en cada uno de nosotros. Hay quienes a muy temprana edad poseen un caudal de conocimientos para enfrentar la vida con serenidad, con madurez, adaptándose a cada una de las etapas y de los acontecimientos con sensatez, valorando lo que realmente le da sentido a sus vidas, y reconociendo que mientras se viva, se tendrá que seguir aprendiendo a hacerlo. No da tiempo esta vida terrenal para que humano alguno se pueda graduar. Siempre habrá algo nuevo que asimilar. 

La vida es la gran maestra, nos da el libre albedrío para decidir nuestro tiempo y seleccionar tópicos que nos interese llevar, otros nos serán impuestos y habrá que asimilarlos igualmente, unos implicarán sufrimiento, otros dolor, todo dejará en nosotros huellas que forjarán carácter..

Siempre habrá como en toda escuela, quien no ponga atención, quien pierda el tiempo, quien le dedique más al recreo que a las clases. Habrá quien demasiado tarde aprenderá que su peor error no fue equivocarse, sino no haber aceptado que lo hizo y enmendar su error. Esto también es enseñanza.
Aprendizaje interminable, constante, para el que hay que mantener abiertos los canales de comunicación. Enseñanzas que entran por la vista, que llegan al cerebro, y lo más deseable para un ser humano, que terminen conectando con el corazón.

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