domingo, 14 de julio de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


En el hubiera quedaron muchas cosas que no hay. Ahí quedaron ilusiones, deseos de lo que quise hacer y no hice; de lo que no hice y debí haber hecho. En el hubiera permanecen, las suposiciones, las elucubraciones, las posibles respuestas a los enigmas que quedaron por resolver.

Es ese tiempo de conjugación de una acción que a veces fue pero la mayoría de las veces solo pudo haber ocurrido en circunstancias que no se dieron. Anhelos, reproches, utopías, que reposan en el hubiera, a veces condena, otras frustración, otras más, el sostén de una ilusión que nunca se convertirá en realidad.

Hubiera, pretérito pluscuamperfecto del subjuntivo, gramaticalmente difícil de definir, más aún de que denote una realidad. Es tiempo tan solo para cuando se quiere sosegar el alma, para cuando, no conformes con nuestro presente, creamos ese espacio donde las cosas pudieron ser distintas y resultar aún peor. 

Otras veces el hubiera nos transporta al ideal de lo que deseamos o pensamos que debimos hacer, pero que sin embargo nunca fue, pero el anhelo de que fuese nos transporta transitoriamente a ese mundo del nunca jamás.

El hubiera resulta estéril, no fue, no es, no será. A veces representa  un refugio al que el alma se permite escapar, en otras es reproche cuando la culpa nos muerde el corazón. Ninguna de las dos es respuesta que dé certeza ni justificación.

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