domingo, 29 de septiembre de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Querer ser, no es lo mismo que lograr ser,  sobre todo cuando pretendemos ser para los demás. 
¿Quién no quiere ser la mejor hija, la mejor hermana, la mejor esposa, madre, amiga, la mejor profesional, para ser apreciada como tal por aquellos a los que nuestra forma de ser les repercutirá de una u otra manera?

Pero resulta que ser la o el mejor, no depende tan solo de intentarlo, sino de que se aprecie que lo fuimos, de que coincidan las expectativas que tenemos sobre ser la o el mejor y las que otros tienen sobre lo que somos capaces de ofrecerles. La óptica difiere de una persona a otra y muchas veces lo que supusimos que era nuestra mejor versión, es subestimada, porque no representa lo que se los demás aspiraban a recibir de nosotros. ¿Para quién seremos los mejores? A veces con sorpresa descubrimos que lo fuimos para quienes menos intentamos serlo.

Quizás el esfuerzo debe enfocarse a dar de nosotros, auténtica y espontáneamente, la esencia más pura de nuestro sentir. Los resultados dependerán de tantas variables ajenas a nosotros, que a veces será insuficiente, y tendremos que lidiar con ello, sin que la frustración nos aprisione. Aprendiendo de cada experiencia, y liberándonos de culpas cuando nuestra  buena fe, no haya sido valorada en la magnitud que llevaba.

Los juicios dependen de quien los haga,y solo nuestra conciencia es capaz de darnos el mejor veredicto, lo que en buena lid y con amor se ofrece, nunca habrá sido error, ni desperdicio,
Al final del recorrido terrenal, quizá lo único que más valor tenga, sea haber intentado ser para los que amamos, la mejor persona, sin esperar por ello galardón alguno, finalmente la paz interior es el mejor premio, y es quizá el propósito más noble que se consiga en la vida.

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