Mi hijo se mudó de casa para siempre. Se fue a vivir al cielo, a lugares celestiales cerca del Creador. No me avisó con tiempo, así que nuestra despedida fue rápida y atropellada. Le pedí que solo llevara lo necesario y me dejara algunas cosas que me harían falta. Traté de ayudarlo a empacar con manos temblorosas.
Lo ayudé a empacar su don de gente, porque lo iba a necesitar para seguir
siendo él. Le pedí que se llevara su hermosa sonrisa y que tomara una de mis
alas para que volara más rápido, más alto...no quería, pero lo convencí, Sé que
al llevarse una de mis alas, nunca me olvidará. Cuando iba saliendo le pedí que
se llevara mi corazón con él, y me dijo "Mamá; ¿Como podría llevarme tu
corazón?" No quiso y me hizo prometerme que lo llenaría de amor y no de
dolor.
En el apuro, no quise olvidar pedirle que me dejara algunas cosas. Me dejó todas las materiales; pero le pedí que me dejara sus ansias locas de vivir. Y lo hizo. También colocó en mis manos su sed de justicia y su hambre de amar y ser amado, tal cual era.
Cuando ya me miró por última vez me dijo; "Me llevo tus miedos mama...vive sin miedos" y sonreímos. "Mamá, siento no poder llevarme tu dolor y tus lágrimas"
Hubo un breve silencio. "Hijo...no comprendes que no quiero pasar un día sin sufrir y llorar por ti? “. Solo las madres me entenderán. Para mí es un honor sufrir por un hijo maravilloso; no sufrir de remordimientos, no sufrir de arrepentimientos...sufrir porque lo vale y lo merece. No existe ningún mal en el sufrimiento. Existe honra, valor y mollero. Existe sanidad y realización espiritual. Esa es la verdad.
En el apuro, no quise olvidar pedirle que me dejara algunas cosas. Me dejó todas las materiales; pero le pedí que me dejara sus ansias locas de vivir. Y lo hizo. También colocó en mis manos su sed de justicia y su hambre de amar y ser amado, tal cual era.
Cuando ya me miró por última vez me dijo; "Me llevo tus miedos mama...vive sin miedos" y sonreímos. "Mamá, siento no poder llevarme tu dolor y tus lágrimas"
Hubo un breve silencio. "Hijo...no comprendes que no quiero pasar un día sin sufrir y llorar por ti? “. Solo las madres me entenderán. Para mí es un honor sufrir por un hijo maravilloso; no sufrir de remordimientos, no sufrir de arrepentimientos...sufrir porque lo vale y lo merece. No existe ningún mal en el sufrimiento. Existe honra, valor y mollero. Existe sanidad y realización espiritual. Esa es la verdad.
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