domingo, 29 de noviembre de 2020

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Plasmar mis sentimientos a través de las letras, es algo espontáneo, fluye a través de mis dedos, como si mis ideas pasaran directamente a ellos sin filtros, sin reglas, sin nada que les fije el rumbo o les marque directriz alguna.

No sé en que momento empecé a escribir, ignoro también por qué me inicié en esto; se hizo en mi una actividad sino indispensable sí necesaria, que me permitía catalizar muchas veces las emociones de experiencias propias y ajenas.

Sin intentarlo realmente, logro a veces la conexión con personas, en el pensamiento y mucho más allá, como si se tendieran redes que conectan las almas, y se convierte uno en un transmisor de sentimientos que nos son comunes, que nos afectan por igual, para bien o para mal.

Así escribo, con la humildad de reconocerme una escritora sin instrucción alguna, y carente del arsenal cultural que se requeriría para llamarse escritora. Acepto el título porque finalmente me define como alguien que se atreve a describir con palabras, ideas y sentimientos, aunque nunca sea capaz de lograr una obra literaria.

Ni siquiera he sido capaz de preparar mis escritos haciendo un borrador susceptible de corrección.
Me siento, tecleo, a veces confieso que hasta apuradamente, como si tuviera miedo de tomarme más tiempo y perder la idea. Idea que en general no es  preconcebida y que a veces va surgiendo conforme escribo.

Esta es mi confesión, y sé que me revela tal cual soy, como escritora informal, o como se pueda llamar a lo que hago. Eso sí, en cada escrito, en cada reflexión, llevo por guía lo que me dicta la razón, y conectada directamente con el corazón, porque soy un ser sentipensante. Ese término nacido en Sucre en voz de un pescador, para señalar que se actúa con el corazón, empleando también la cabeza.

Mis escritos no tienen más valor que aquél que le encuentre por lo menos un lector. Son tan solo letras que forman emociones simbolizadas en palabras, y que pueden tener mil errores, pero al fin y al cabo intentan sonar auténticas y libres, de mi total inspiración.


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