CELEBRACIÓN
En esta Navidad distinta vuelvo a lo esencial. A seguir los
pasos de José y María en su arribo a
Belén.
Cambio oropel y algarabía por esperanza y consuelo. Lejos del bullicio comienzo a escuchar a Dios
desde el silencio.
Hoy no habrá fiestas ni visitas. Desde aquí, donde me ha tocado estar, doy
gracias al cielo por la vida y la familia.
En medio del dolor propio o de quienes amo, entiendo
claramente que nuestro paso por el mundo es temporal.
Comprendo que nada hemos de llevarnos, más allá de lo que
hayamos sembrado en otras vidas con el corazón.
Desde las pajas del pesebre descubro que la Navidad es eso:
Un nacer a lo que ha de perdurar más allá del tiempo.
Y que Dios, padre y eterno sabedor, nos da a nosotros, sus
hijos, no lo que deseamos sino lo que necesitamos.
Y así, de la manera más humilde, lo celebro en esta Navidad.
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