Estamos hechos de palabras en el tiempo. Las primeras nos dotan de una corporalidad para relacionarnos con otros mientras vivamos, y así cruzamos los umbrales del tiempo. Soñamos, cumplimos esos sueños, tropezamos, nos sacudimos el polvo y seguimos adelante. Eso es vivir. Un día tal condición termina. Las palabras son engullidas por el silencio y las últimas pisadas se desdibujan de los caminos.
Susana Mendoza, de mi misma edad, saltillense, promotora cultural. La conocí allá por 1988; coincidimos en eventos poético-literarios, tanto en Saltillo como en Piedras Negras. En enero del 2006 vino a la Casa de la Cultura de esta frontera a presentar su libro recién publicado. Me lo firmó, platicamos de arte, compartimos anécdotas, ella de su hijo, yo de los míos, todos de la edad. Nos despedimos con un "a ver cuándo volvemos a coincidir". Fue la última vez que la vi. La siguiente noticia que tuve, tiempo después, fue que había muerto.
Busqué una fotografía para presentarla en el blog, no encontré más que homónimas suyas en la red. Queda el recuerdo de esos momentos de convivencia, pero sobre todo, existe su poesía, donde puedo encontrarla cada vez que lo desee. Eso nadie puede arrebatármelo.
El atrio del misterio por Susana Mendoza
La visión más distante
que tengo de la vida
es un lugar mudéjar
impregnado de lunas
y tú estás allí
como señal de arena en el silencio
tiempo de estrella en la palmera
oasis de agua dulce que canta
y que camina
al lado de los días peregrinos
por evangelizar
Jerusalén viviente
te presentí en el atrio
perfecto del misterio
y me grabé tu nombre
en el vientre y los ojos
y le ofrecí mi sangre
a tu alma de lana.
Del libro: Raíz de viento, Col. La Fragua ICOCULT, 2005
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