domingo, 10 de octubre de 2021

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Un mismo idioma no es suficiente para entendernos unos a otros. Aún hablando el mismo, somos incapaces muchas veces de captar lo que alguien nos quiere decir. Percepciones distintas, según el tono de voz, según las inflexiones de la misma, la cara del interlocutor, hasta el estado de ánimo en que nos encontremos tiene que ver en como logremos asimilar lo que se nos dice.
Dificultades hay muchas para darnos a entender, nos gana el pensamiento sobre la fluidez del lenguaje o viceversa, hablamos tan rápido que no nos detenemos a reflexionar sobre lo que decimos, y el resultado es un enunciado que definitivamente no transmite la idea o la tergiversa, la desvirtúa.

Hay ocasiones en las que consideramos haber sido muy claros y precisos, sin embargo la recepción fue inadecuada, y no en pocas ocasiones nos habremos de sorprender al oír repetir lo que expresamos, de una manera totalmente distinta, perdiéndose la intención que nuestro mensaje llevaba, nos quedamos perplejos de haber sido interpretados de tal manera, no reconocemos nuestra autoría.

Es preciso encontrar la manera de entablar una conversación en donde ambas partes dediquen tiempo y atención uno al otro para que el resultado de dicha plática sea el que se busca.

No asumir lo que nos quieren decir, sino escuchar lo que se nos dice, asegurarnos de que fuimos entendidos, no tener prejuicios sobre lo que esperamos oír, y ser empáticos para hacer sentir al otro que nos interesa su conversación.

Hablar en persona, frente a frente, sin distractores, con la mirada y la atención puesta tan solo en esa persona que tiene algo que decirnos, o a quien buscamos para algo decirle, es de esas antiguas costumbres que no debieran pasar de moda, porque nada substituye la inigualable sensación de lograr llegar a través de la voz hasta el mismísimo corazón.

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