domingo, 20 de febrero de 2022

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Les voy a contar una historia de alguien a quien no me referiré por su nombre, lo mantendré anónimo.

Él es un joven, ahora quizá ya quede entre aquellos que coloquialmente les llaman "chavorrucos". Desde niño, su nobleza y carisma se hizo patente. Sin ser sobresaliente en la escuela, fue muy buen estudiante, bien educado, desde entonces con gran arraigo a su tierra natal. Tenía actitudes que para su edad se consideraban extrañas, como, sin importar lo que pensara de él, bajar a una de sus amigas del carro para que recogiera algo que hubiera tirado por la ventanilla, o reunir personas para ir retirar basura de lugares turísticos de su ciudad.

No quiero dramatizar, pero no le fue fácil su vida. Desde niño tuvo que enfrentar varios procesos médicos, ganó más de diez batallas, y a pesar de ello, nunca se le sobreprotegió. Se sabía amado por un padre con el que tuvo una de las mejores relaciones padre-hijo de las que yo he sido testigo, amorosa y al mismo tiempo enérgica, cargada de un sentido del humor envidiable.

Así se formó con mucha independencia; nunca tuvo temor de dejar su hogar para salir a explorar otros ámbitos. A mí siempre me pareció que su fortaleza rebasaba los límites que la vida le intentaba poner.

En la edad mesiánica, en la que muchos tienen desencuentros consigo mismos y los demás, la vida le dio más de un revés. Tuvieron que pasar varios años para poder salir de un laberinto en el que su esencia se había perdido, sin permitirle seguir su camino. Hubo en esos momentos aciertos, desaciertos, aislamiento; en fin, una pérdida de identidad, creo yo, que dolía a quienes lo conocíamos, supongo que más aún a él mismo.

Pero quien tiene un espíritu con tal fortaleza, y nobleza, no puede quedar atrapado por mucho tiempo en la trampa de la insensatez, del egocentrismo. Siempre tenderá a regresar a ser él mismo. Lo interesante es cuando se hace por deseo propio, buscando los medios y sometiéndose a ser uno su propio espejo, para aceptar errores, asumir responsabilidades. Para restituir todo aquello que se había perdido y sumar a ello conceptos éticos, morales y espirituales nuevos, que dan una perspectiva de vida mucho más amplia y valiosa.

Ahora para él viene otro reto que estoy segura de nuevo vencerá como cuando niño. Con más madurez, pero con el mismo optimismo y actitud positiva que guían su vida.

Es admirable en muchos sentidos, sigue haciendo realidad su sueño de ser instrumento de cambio en su tierra, con pasión, con el alma puesto en ello. Segura estoy que después de esta pausa que tendrá que hacer para recuperar totalmente su salud, sabremos de un hombre que lucha por sus sueños, que es congruente de palabra y acción, que ya renació espiritualmente. Un hombre al que la vida le ha dado la oportunidad de ser ejemplo de tenacidad, de fortaleza, de reconocer errores y enmendarlos. Baluarte de lo que significan las palabras perdón, honestidad, dignidad y sobre todo, el significado de la palabra amor, porque amor, nunca le ha faltado.

Al héroe de mil batallas, solo se le puede desear que triunfe una vez más. Sé que va acompañado por todos aquellos que lo aman, por su fe, su gran fortaleza, por ese legado de amor que recibió de sus padres y que se mantiene vivo en su corazón.

A una nueva oportunidad de vida, te admiro, como admiro a esa personita que con todo su amor y valentía te ofrece uno de las mayores pruebas de amor incondicional. Los amo con todo mi corazón

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