domingo, 20 de febrero de 2022

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

MÉXICO SOMOS TODOS

“Nunca hemos tenido en México una verdadera democracia”: Palabras lapidarias de Francisco Martín Moreno durante su participación en el Space convocado por Sociedad Civil México. Ello me llevó a una reflexión profunda acerca de nuestra vida política, la forma como cada uno de nosotros –ciudadanos—responde frente a los problemas de la sociedad. Moreno señala acertadamente que el asunto no es buscar culpables, porque en realidad la responsabilidad es de todos: Por una parte, el gobierno que no cumple como debería y nosotros, ciudadanos, que no hemos sabido exigir a nuestros gobernantes hacerlo.

Como historiador repasa desde el Imperio Azteca, donde el Tlatoani apoyado por el consejo de ancianos, conformaban el sistema de gobierno. Con la Conquista surge el Virreinato. Nuevamente son unos cuantos quienes deciden por la mayoría; son ellos los que toman posesión de tierras y establecen las rutas de intercambio con el Viejo Continente, sin beneficio para los pueblos originales. Conforme avanza el tiempo van modificándose los sistemas de gobierno, pero en esencia siguen atendiendo ese mismo patrón. Los “de a pie” nos hallamos bajo el mandato de unos pocos que se sitúan en la cúspide de la pirámide, ya sea por imposición, como fue el caso de Maximiliano, o por votación. De Benito Juárez en delante hemos ensayado una democracia que no termina de cuajar, puesto que “somos una sociedad civil que tolera, que todo consiente, que no reclama y que se somete” (sic). No hay manera de zafarnos de esos apelativos. Hemos ido concediendo más y más poder a quienes fueron electos para velar por nuestros intereses, y les damos carta blanca para decidir por todos nosotros.

“Países con una buena democracia tienen un buen sistema de impartición de justicia”. El historiador citó varios ejemplos de naciones democráticas que se han levantado de situaciones extremas, como es el caso de Japón, devastado al término de la Segunda Guerra Mundial, y que hoy es ejemplo de desarrollo económico. Nos señala que lo que ha logrado la consolidación en esos países es la construcción de un estado de derecho, de donde deriva un desarrollo económico, que impacta de manera positiva en todas las demás esferas, como serían salud, educación y cultura, por citar algunas.

La verdadera separación de poderes conlleva certeza jurídica, lo que se refleja en bienestar económico y atracción de inversión, tanto nacional como extranjera, pública y privada. Se mejoran las vías de comunicación y se generan empleos formales, seguridad patrimonial y social. Mientras nosotros abandonemos o no consolidemos nuestra democracia, nuestro país se va a seguir atrasando. Estaremos lejanos a una verdadera impartición de justicia desde la cual se dispare el desarrollo económico que tanto nos urge. Porque, donde se propicia la inversión hay empleos y, por ende, prosperidad. Se generan recursos, se pagan impuestos, y se capitalizan utilidades.

Con relación a lo fiscal, en una verdadera democracia se cobran impuestos a partir de un sistema equitativo. No hay excepciones discrecionales, puesto que de ellos depende el avance del sistema económico de todos los ciudadanos. Hasta ahora los mexicanos nada más vemos pasar frente a nuestros ojos montos que se condonan, cifras que se maquillan o se pierden, o información que se “reserva”, sin detenernos a cuestionar la razón de que así ocurra. A lo largo del último siglo hemos sido muy pasivos frente al sistema de gobierno, lo que nos ha ido ahorcando como sociedad.

En muy diversos escenarios vemos que los poderes de la Unión no están a la altura de su función: Dato proporcionado por el Doctor Moreno: El 98% de los delitos no se sancionan. Hay infinidad de delitos a todos los niveles que se quedan en el limbo por diversas razones, pero un dato duro es que cada 15 minutos un mexicano pierde la vida, víctima de un homicidio doloso. Un segundo elemento que tiene sus deficiencias es el Legislativo. A ratos parece actuar desordenadamente, dando demasiado peso a unas cuestiones y desatendiendo otras, u olvidando que dentro del recinto legislativo corresponde actuar de manera conjunta en la búsqueda de soluciones, no contrapuestos y abandonando la sala a la primera de cambios. Y finalmente el Ejecutivo, que a ratos actúa como si el gobierno del país dependiera de su sola voluntad, por encima de las instituciones.

Es entonces cuando el Doctor Moreno lanza la pregunta: “¿Y dónde está la sociedad mexicana?” … Nos toca a todos y cada uno responderla. Hacer un análisis personal para identificar qué parte de los problemas del país es mi responsabilidad: Por falta de amor patrio, por tibieza o por simple molicie.

México somos todos, no lo olvidemos. Tanto para exigir como para cumplir.

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