domingo, 7 de agosto de 2022

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Hay quien dice que tengo el corazón loco, otros que infantil, a veces me he sentido descorazonada, y otras he podido hablar con el corazón en la mano y créanlo que es una experiencia muy grata, aunque al tomarlo literalmente la imagen resulte grotesca. A mí no me corre atole por las venas, lo he comprobado, es sangre y para nada resulta a la vista y al gusto tan sabroso como un buen atole. Mi corazón se agita con la ira, con el miedo, con el gozo, con el beisbol, con la música, con una llamada, pero también con apretar un poco el paso, con el café, por fortuna hasta ahora nos hemos acoplado él y yo al mismo ritmo. Mi corazón tiene contrato conmigo hasta el último instante y en él aparece una cláusula que advierte que soy adicta a la amistad, al cariño, siempre intentando rescatar viejas amistades, darles mantenimiento, fomentar las nuevas, Me encanta saber de la unidad familiar, de que me quieren de que se quieren entre ellos, de que en fin, nos queremos todos y nos hemos afanado en que trascienda la solidaridad, el cariño, lo llevamos sembrado como un principio básico de vida gracias a mis padres, mi corazón ha estado de acuerdo en ser depositario de estos valores.. A veces me duele el corazón, y no hay trazo de electrocardiograma que registre daño, pero me duele, se me estruja, ¡se me "apachurra" vaya! hay cosas que ni cómo alejarlas para mantenerlo indemne, se lastima por el rudo manejo que a veces exige la vida. Pero es esponjoso y de nuevo recupera su forma, su fuerza y son tantas las cosas de que lo nutro que a veces, se los juro, no me cabe en el pecho. Mi amiga cardióloga, diría que es cardiomegalia, pero es solo crecimiento emocional, y ese es totalmente inofensivo, por el contrario, es tan benéfico que me hace sentir una paz interior y una plenitud que gracias a Dios tengo la suerte de que me invada muy a menudo esta sensación. a solas, incluso y no se diga en compañía de la gente buena que me ha tocado tener a lo largo de mi vida. Mi corazón es un loco y me encuentro entonces con la tremenda duda de a quién acudir. ¿Será un cardiólogo o un psiquiatra? será que esta locura de mi corazón es coraza que me ha impedido ser rebasada alguna vez por el sufrimiento o padecer esa bendita locura es la que impide me destroce, aunque se lo proponga, la adversidad

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