domingo, 13 de agosto de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

HISTORIA PARA SER CONTADA

Magali Tercero representa una de las voces más autorizadas dentro del periodismo narrativo en México. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte; ha recibido múltiples premios, y posee una larga trayectoria como autora y docente. Delante de todo lo anterior, es un gran ser humano, con la empatía a flor de piel. Hace un par de días le escuchaba una plática donde señala por qué la crónica escrita por Bernal Díaz del Castillo se denomina: “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”. Magna obra de un conquistador español de formación militar, que buscó transmitir la realidad de la Nueva España tal como era, en contraste con las “Cartas de Relación” con que el propio Hernán Cortés pretendía agradar al rey para así continuar gozando de sus favores. Curioso mencionarlo, en dichos documentos de Cortés, Díaz del Castillo no es mencionado con el resto de los conquistadores.

Viene lo anterior a colación justo en estos tiempos de campañas que no son campañas, en las que los no candidatos, tanto del partido oficial como de la oposición, comienzan a darse a conocer. Cada uno va manifestando los motivos por los que busca ser el elegido entre los postulados en una y otra corriente ideológica. Como ciudadanos somos responsables de conocer a todos los posibles contendientes, para, de entre ellos, elegir a quien vamos a favorecer con nuestro voto el día de las elecciones. Para ello nos corresponde realizar un ejercicio analítico serio y así conocer cuál es la realidad de nuestro país, qué problemas enfrenta y las soluciones factibles para cada caso. Acto seguido, comenzar a revisar, apegados a los hechos, la narrativa de cada uno de los personajes. Estudiar el plan de gobierno que presentan para bien de México. Dejar a un lado elementos subjetivos que vuelquen nuestros sentimientos en un sentido u otro, porque es necesario proceder de un modo racional, documentado, y que se enfoque a solucionar los problemas vigentes en el país, con los recursos con que cuenta la nación.

La crónica, al igual que el periodismo, y en contraposición con la ficción, narra la realidad “real”, valga la redundancia, respondiendo a las preguntas clásicas de que, como, donde y quien, frente a un problema que observamos y más delante buscamos narrar a otros. Como señala Magali Tercero, caer en la ficción es una gran tentación, ya sea para dar realce a la historia que contamos, ya porque el oficio de quien escribe sea más de novelista que de relator. En crónica no es válido ni ético distorsionar los hechos por darle más sustancia a lo que narramos. Uno de los grandes en la literatura hispanoamericana a quien le perdonamos la digresión es Gabriel García Márquez, de formación periodística, que más delante se dedicó a la ficción. Pero el resto de la humanidad no tenemos permiso para hacerlo, y menos para contribuir con ello a que la historia pueda precipitarse para favorecer intereses de orden personal.

Otro autor citado por la maestra es Emmanuel Carrère, narrador francés activo en la actualidad, cuyos inicios literarios fueron como novelista y actualmente publica más obras de periodismo narrativo. En lo personal encuentro que a él lo marcó el atentado de la revista satírica parisina denominada “Charlie Hebdo”, a partir de lo cual da una vuelta de tuerca para dedicarse de lleno a narrar la realidad mediante la crónica.

Cada uno de nosotros observa lo que sucede desde su propia mirada, la que está dada por muy diversos elementos: geográficos, socioculturales; económicos y políticos, entre muchos otros. Habrá una impronta en lo que decimos, pero nuestro dicho debe ir de la mano de un compromiso formal hacia aquello que puede ser comprobado. En campaña se inflaman los ánimos y llegan a pronunciarse discursos tramposos. Depende de la integridad de cada contendiente evitarlo. Y, finalmente, corresponde a los votantes confrontar los dichos con los hechos, antes de decidir por un candidato. Conocer su trayectoria; evaluar sus logros. Revisar fuentes serias, y no conformarse con la primera que se nos atraviesa. Tenemos suficiente tiempo para analizar una y otra, y otra más, en búsqueda de congruencia entre lo que se narra y lo que estamos documentando que ocurrió. Cierto, los medios de difusión masiva no siempre conducen a conocer los hechos a profundidad. Son un conducto maravilloso para acceder a nuestras búsquedas, pero nosotros, como navegantes, estamos obligados a separar la paja del trigo. A no perder de vista que muchas publicaciones llevan sesgo o polarizan en aras de ganar simpatías. Hagámoslo por el bien propio y de nuestros hijos. Escribamos con nuestro voto una historia que, como la de Bernal Díaz del Castillo, pueda ser narrada dentro de medio siglo.

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