Sin apenas darme cuenta ya pasó un año, cientos de días que acumularon en mi vida miles de acontecimientos de los cuales apenas conservaré en mi memoria una mínima parte. Siempre hay algo que lamentar, siempre algo que festejar, indudablemente entre lamentos y festejos, transcurre la vida y sin duda, ambos se tendrán que agradecer porque todo lo que sucede tiene o tenía un porqué, quizá imposible de ser aclarado, quizá con el tiempo el enigma del porqué se va resolviendo, tengamos o no la respuesta el hecho habrá de ser parte de las piezas que conforman ese rompecabezas llamado destino, en el que solo nos queda la fortaleza para aceptarlo, la sabiduría para acomodarlo en el lugar adecuado, la humildad para reconocernos vulnerables, sin por ello dejar la voluntad de mantener la fe en un mejor mañana y no dejar el alma a merced del dolor. Rescatarlo, sanarlo, dejar reproches y anteponer el agradecimiento a Dios, a la vida, por cada día vivido por nuestros afectos, por nuestros aciertos y nuestros errores, porque sigamos siendo capaces de mantener nuestra esencia auténtica, siempre revestida de amor y reinventarnos cuando sintamos haberla perdido.
Que venga la vida y la sepamos valorar sin cifrar en ella expectativas tan altas que después se conviertan en frustración, hacer de cada día un espacio para dejar en nosotros mismos y en los demás la paz interior que da una conciencia en sintonía con nuestras emociones, una congruencia entre el decir y el hacer, que finalmente quizá sea lo que realmente nos da felicidad.
Una red social cuyo propósito es contribuir a enaltecer la calidad humana, la sensibilidad ciudadana y la autoestima. Un pequeño espacio que aliente, reconozca y difunda los valores de los diversos ciudadanos del mundo. Que nos impulse a cuidar del planeta, y a edificar la sociedad justa y buena a la que todos tenemos derecho.
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