No tiene sentido ni contenido hablar de "la juventud de México".
No es lo mismo ser un joven de San Cristóbal de las Casas, que uno de Polanco.
No hablan el mismo idioma en el Tec de Monterrey y en una prepa pública de Oaxaca.
En la prosperidad se trata como a niños a los adolescentes.
En la pobreza venden periódicos en los cruceros a los cinco años de edad.
Otros países ponen a todos sus muchachos en la licuadora del servicio militar.
En la mili, de uniforme y viviendo en el cuartel, los muchachos se emparejan.
Aprenden a amar y defender un solo México, el de todos.
jvillega@rocketmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario