domingo, 21 de noviembre de 2010

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


¿DE QUIÉN EL MUERTITO?
Concluyó en la ciudad de Puebla la tercera edición de “La Ciudad de las Ideas”, evento convocado por la organización “Poder Cívico, A.C.”  constituída por un grupo de empresarios encabezados por Andrés Roemer.  El evento se llevó  a cabo en las instalaciones de la  BUAP,  y  como en sus dos ediciones anteriores, se dieron cita individuos considerados genios en sus particulares disciplinas.  Participaron, ya como conferencistas, ya como panelistas, abordando diversos tópicos interesantes; los costos para el evento de tres días oscilaron entre los mil ochocientos y los veinte mil pesos, lo que resultó prohibitivo para muchos.
   Entre los  invitados  estuvieron Rodolfo Stavenhagen, ex relator de Derechos Humanos por parte de la ONU,  quien ha entregado su vida a la causa indígena, y Elizabeth Pisani, investigadora del VIH-SIDA, asesora del programa UNAIDS.  De igual modo acudieron genios  del capitalismo occidental que poco o nada aportan a la solución de la problemática que enfrenta nuestro país.  Por citar algunos,  Frank Warren considerado uno de los principales artífices de la Internet; Malcom Gladwell, a la fecha llamado “el gurú de los negocios”, o David Kirpatrick, editor de la  revista norteamericana Fortune.
   Partiendo de que el encuentro es organizado por un país con  graves necesidades, y tiene como marco las instalaciones de  una universidad pública, sorprende un espectáculo de primer mundo que se monta para unos cuantos privilegiados, y se aleja de la función social con que surgió la idea original en el 2007.  En las condiciones tan dificultosas por las que atraviesa nuestro país se esperaría que el enfoque se orientara hacia la problemática económica, educacional, creación de nuevas fuentes de trabajo, y solución de fenómenos sociales que nos traen en jaque a todos.  Yo entiendo que para estos eventos se corren invitaciones  mínimo con un año de antelación, pero aún así, pudo darse un manejo distinto a las presentaciones, para encauzar  los conocimientos de los invitados a favor de los problemas prioritarios en México.
   Tenemos una nación empobrecida, lo señalan la UNICEF y el CONEVAL en su nuevo informe: “La niñez y la adolescencia en el contexto de la crisis económica global: El  caso México”.  Los ricos se enriquecen más  y los pobres más  se empobrecen; para entender la magnitud del problema  digamos que ayer sábado  uno  de cada siete menores de dieciocho  años no comió   nada en todo el día, o  hizo  una sola comida. Además cinco  de  cada treinta menores se acostaron con hambre. Entonces, mientras  que seis de cada diez mexicanos  sufran pobreza alimentaria, no tenemos permiso para extraviarnos en disertaciones futuristas, ni  para ponernos a  teorizar acerca de los quásares, o tomarle el pulso a las galaxias…  Nuestra responsabilidad como mexicanos es otra, y más vale que entendamos que primero está la gobernabilidad por la vía de las instituciones que garanticen vida, salud, vivienda y educación; primero está el marco jurídico para regir las relaciones entre unos y otros;  primero está la generación de empleos y la creación de salarios dignos, y finalmente como una consecuencia lógica de los tres anteriores, emerge “en automático” la seguridad pública, y nace la paz social.  ¡Ya después nos ponemos a adornar la casa!
   Nuestros índices de analfabetismo andan  en 8.4% (INEGI 2005),  y aún más grave, el analfabetismo funcional se extiende hasta las aulas universitarias. Esto es, el individuo sabe leer, pero  lo que captan sus ojos no  genera un proceso de pensamiento,   y la lectura termina siendo estéril.  Urge una revisión integral del modelo educativo en su totalidad; dictar políticas públicas que redunden en bienestar social, elevando los índices de escolaridad y eliminando nefastos cacicazgos sindicales, que no han hecho más que empantanar el desarrollo del proceso educativo.
   Necesitamos que ante la situación nacional los dueños de los medios de comunicación hagan su parte, y diseñen contenidos inteligentes y humanistas. Que en lugar de  exaltar o racionalizar la violencia y el crimen,  se utilice esta vía  para  el fomento de valores éticos a favor de la nación.  Y que en lugar de embrutecer al televidente estimulen  su crecimiento intelectual.
   Con el presupuesto aprobado para el 2011  se evidencia que nuestras autoridades siguen obstinadas en una matemática absurda que está visto que no funciona.  En álgebra es incuestionable, dos negativos multiplicados hacen un positivo, pero en las calles violencia por violencia jamás derivará en paz social.   Van treinta mil, y me pregunto: ¿cuántos muertos más se requerirán para modificar este criterio? ¿Cuántos hijos, cuántos padres, cuántos esposos, cuántos hermanos?...O quizás la pregunta dolorosa sea: ¿Los hijos, o los padres, o los esposos de quiénes han de resultar muertos para que las políticas de seguridad pública cambien?   Porque ya lo hemos visto,  aquí también las cosas se manejan dependiendo de quién sea el muertito.
http://contraluzcoah.blogspot.com
      
  
 


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