domingo, 30 de enero de 2011

POESÍA de Rosario Castellanos

Nacimiento

Estuvo aquí. Ninguno (y él menos que ninguno)
supo quién era, cómo, por qué, adónde.

Decía las palabras que los otros entienden
—las suyas no llegó a escucharlas nunca -;
se escondía en el lugar en que los otros buscan,
en su casa, en su cuerpo, en sus edades,
y sin embargo ausente siempre y mudo.

Como todos fue dueño de su vida
una hora o más,  y luego abrió las manos.

Entonces preguntaron: ¿era hermoso?
Ya nadie recordaba aquella superficie
que la luz disputó por alumbrar
y le fue arrebatada tantas veces.

Le inventaron acciones, intenciones. Y tuvo
una historia, un destino, un epitafio.

Y fue, por fin, un hombre.

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