Árbol solitarioA mi llegada a España este año de 2012 viajé por avión desde Madrid a Málaga. Como el cielo estaba despejado me dediqué a observar la tierra desde arriba prácticamente todo el trayecto. Habiendo sobrevolado la Gran Sabana venezolana y las selvas mexicanas, observando el esplendor de la vida y la naturaleza, el paisaje español es preocupante. Toda esta parte de España es un gran desierto, no hay árboles, prácticamente ninguno, incluso las zonas que no son explotadas por la agricultura están tristes y vacías. Muchos pueblos son como islas donde la poca vida que queda se encuentra en macetas o los árboles que crecen en las calles, muchos de ellos arrancados recientemente. Durante esta visita fuí a lugares donde solía jugar de niño, el campo está casi muerto. Si lo comparo con mi infancia en el campo no hay apenas vida. No hay conejos, no hay saltamontes, apenas hay mariposas, por no haber no hay ni moscas. En Febrero de este año viajé a la Reserva de la Biosfera El Triunfo, en la Sierra Madre del estado mexicano de Chiapas, imagino que hace unos siglos la naturaleza que vivía en España era igual de rica y exhuberante. Ojalá que en México observen la situación de España y no permitan que su riqueza natural sea destruida, a la larga agotar los recursos naturales tiene un precio muy alto. Sin recursos no hay forma de subsistir. Entre las personas con las que compartí este viaje a El Triunfo en Chiapas se encontraba el biólogo de la mítica ciudad maya de Palenque Héctor Gómez Domínguez. Héctor está preparando un estudio desde hace unos años donde analiza la forma en que las semillas garantizan la supervivencia del bosque. Sin bosques no hay ríos ni arroyos y la lluvia causa erosión e inundaciones. Si bien para muchas personas es un misterio por qué en España, y en el mundo entero se vienen produciendo fenómenos climáticos muy extremos, esta situación para nada es misteriosa, simplemente los árboles y los bosques actúan como reguladores de la temperatura, protegen el suelo de la erosión y son redes que convierten la humedad en ríos. Sin árboles lo que está pasando hoy día es más que previsible. Lo curioso es que lo llaman desastres naturales pero en gran parte deberían llamarlos desastres humanos o desastres industriales ya que somos nosotros con la destrucción del ambiente natural los que provocamos estas catástrofes. Sin embargo, irónicamente, echamos la culpa a la naturaleza y lo llamamos desastre natural. El paisaje que comparto en la fotografía muestra una realidad que vive gran parte de España y el mundo: La deforestación. De esta deforestación vienen la sequía, las inundaciones, los cambios extremos de temperatura y muchas otras cosas que se podrían revertir tomando conciencia y volviendo a plantar árboles; cuidando la naturaleza. Ojalá que ese cambio de conciencia se produzca antes de que sea demasiado tarde.
Árbol solitario
A mi llegada a España este año de 2012 viajé por avión desde Madrid a Málaga. Como el cielo estaba despejado me dediqué a observar la tierra desde arriba prácticamente todo el trayecto. Habiendo sobrevolado la Gran Sabana venezolana y las selvas mexicanas, observando el esplendor de la vida y la naturaleza, el paisaje español es preocupante. Toda esta parte de España es un gran desierto, no hay árboles, prácticamente ninguno, incluso las zonas que no son explotadas por la agricultura están tristes y vacías. Muchos pueblos son como islas donde la poca vida que queda se encuentra en macetas o los árboles que crecen en las calles, muchos de ellos arrancados recientemente.
Durante esta visita fuí a lugares donde solía jugar de niño, el campo está casi muerto. Si lo comparo con mi infancia en el campo no hay apenas vida. No hay conejos, no hay saltamontes, apenas hay mariposas, por no haber no hay ni moscas. En Febrero de este año viajé a la Reserva de la Biosfera El Triunfo, en la Sierra Madre del estado mexicano de Chiapas, imagino que hace unos siglos la naturaleza que vivía en España era igual de rica y exhuberante. Ojalá que en México observen la situación de España y no permitan que su riqueza natural sea destruida, a la larga agotar los recursos naturales tiene un precio muy alto. Sin recursos no hay forma de subsistir.
Entre las personas con las que compartí este viaje a El Triunfo en Chiapas se encontraba el biólogo de la mítica ciudad maya de Palenque Héctor Gómez Domínguez. Héctor está preparando un estudio desde hace unos años donde analiza la forma en que las semillas garantizan la supervivencia del bosque. Sin bosques no hay ríos ni arroyos y la lluvia causa erosión e inundaciones. Si bien para muchas personas es un misterio por qué en España, y en el mundo entero se vienen produciendo fenómenos climáticos muy extremos, esta situación para nada es misteriosa, simplemente los árboles y los bosques actúan como reguladores de la temperatura, protegen el suelo de la erosión y son redes que convierten la humedad en ríos. Sin árboles lo que está pasando hoy día es más que previsible. Lo curioso es que lo llaman desastres naturales pero en gran parte deberían llamarlos desastres humanos o desastres industriales ya que somos nosotros con la destrucción del ambiente natural los que provocamos estas catástrofes. Sin embargo, irónicamente, echamos la culpa a la naturaleza y lo llamamos desastre natural.
El paisaje que comparto en la fotografía muestra una realidad que vive gran parte de España y el mundo: La deforestación. De esta deforestación vienen la sequía, las inundaciones, los cambios extremos de temperatura y muchas otras cosas que se podrían revertir tomando conciencia y volviendo a plantar árboles; cuidando la naturaleza. Ojalá que ese cambio de conciencia se produzca antes de que sea demasiado tarde.
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