Los muchachos mayores del barrio hicieron un hallazgo: Un libro pornográfico.
Aún eran tiempos de control familiar y libertad restringida de los menores de edad. para poder leer el libro, se tuvieron que ir a un rancho, lejos de la vigilancia familiar.
Todo acabó por descubrirse y hubo escándalo en el barrio y castigo a los jóvenes.
Ahora, hasta los niños de primaria tienen fácil acceso a peor pornografía.
No necesitan irse a verla a un rancho; la tienen en su celular, en su laptop.
Pueden verla en su recámara, en la mesa del comedor, delante de sus padres distraídos.
Por comodidad, preferimos creer que es no sucede bajo nuestro techo.
jvillega@rocketmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario