domingo, 8 de diciembre de 2013

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Yo ya entiendo porque soy un Grinch, soy contemporánea de él, yo real, él ficticio. 
No es que no me guste la navidad, es que me rebelo contra todo aquello que nos presiona, que nos hace sentir desdichados si no lo tenemos. Para muchos es la fecha en que más se nos cargan las ausencias, las limitaciones económicas; fecha en que se siente uno a la mitad esté donde esté, cuando no puede estar con todos aquellos que desearía, peor si tiene que trabajar, y no se diga si está enfermo. 
Sé que a la mayoría esta parte no le gusta ni leerla, ¡soy una aguafiestas! lo sé, pero es la realidad de mucha gente en épocas navideñas. Deseos no cumplidos que duelen más, porque en estas fechas de magia navideña no a todos se les convierten sus sueños en realidad, se siente más la miseria tanto la material como la espiritual. Como cada diciembre, tengo que encontrar el valor de la navidad en una montaña inmensa de cosas superfluas, vacías, sin sentido, sé que finalmente lo encuentro en las risa y abrazos de mis hijos y mi esposo, en la llamada de los seres queridos que están lejos o en sus mensajes, en esa maravillosa sensación de sentir los afectos, al hacer a un lado aquello que es vano, negativo, ahí en el sentimiento de unión, en ese lazo de amor que se hace más patente también en estas fechas, ahí está la magia que por fin me dice que la Navidad sí tiene un sentido. Sentir amor, sentir paz, eso es para mí sentir la Navidad. ¡Si, soy un Grinch!!

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