domingo, 10 de enero de 2016

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LA RAÍZ DEL CAMBIO
Eduardo Galeano es como los buenos vinos, acompaña cualquier momento y por su sola presencia lo vuelve sublime.  Ahora recordaba una entrevista en la que habla acerca de los miedos, y en ese contexto platica de una vez cuando se topó en la calle con una niña pequeña, de aproximadamente dos años de edad, quien le salió al encuentro dando brinquitos,   ocupada en saludar uno a uno a los zacatitos como a grandes amigos: “Buen día, pastito”.  Refiere el poeta que todo eso sucede en la infancia, antes de que nosotros los adultos nos encarguemos de convertir a esos niños en “nosotros”, porque finalmente el mundo se encarga de achicarnos el alma.
Viene a colación esa reflexión de Galeano a propósito de la cultura, justo ahora que el CONACULTA se ha convertido en la Secretaría de Cultura, asunto que  al menos en lo personal no me queda del todo claro: ¿Se justifica el gasto que implica dar de baja todo un sistema para ahora erigir uno nuevo, con lo que implica de revisar, tirar, diseñar una estructura nueva y volver a empezar, en un país que tiene tantas y tan profundas necesidades de primer orden? ¿Irán a hacerse las cosas de mejor manera ahora que ha cambiado de nombre?... No tengo los elementos de juicio para opinar, solamente dejo la pregunta al aire, con la esperanza de que la respuesta sea un “sí” rotundo.  No vaya siendo algo más de lo que el mismo Galeano llama “la falsa grandeza de las cosas grandotas”, de lo que nuestro país ya ha tenido suficiente para ahora.
Volviendo a los asuntos que tienen que ver con lo cultural; hace unos cuantos días acudí a una presentación sobre Cri-Cri, organizada por la Sala de Lectura Gabriel García Márquez en esta ciudad de Piedras Negras.  El grupo que organizó este evento, y que ha venido presentando semana a semana lecturas dramatizadas de diversos géneros, está formado por artistas que se han propuesto dar ese esfuerzo extra que lleva las cosas de lo ordinario a lo extraordinario.  Están registrados como Sala de Lectura, pero mucho más allá de lo que corresponde a la función de una sala de lectura, se han propuesto volver atractivo el hábito de la lectura para el público en general.  Utilizando recursos propios ellos han dado su tiempo y su dinero para montar diversos espectáculos en torno a lecturas clásicas, y pequeñas puestas en escena para atraer  al público hacia la lectura.  En esta ocasión el local se llenó de pequeñitos que gozaron con las diversas representaciones de los personajes de Cri Cri, como la Patita, el Ratón Vaquero y El Chorrito, entre otros.  La última canción escenificada fue “Las Vocales”, en la que se llamó a varios espontáneos entre los pequeños para bailar representando a alguna de las vocales. Dentro de los parlamentos que manejaron durante la presentación se permitió a los pequeños ponerse en contacto con palabras que no son de uso común, para conocer su significado. Y ya para terminar se partió una rosca.
En lo personal no deja de sorprenderme el entusiasmo con que este grupo se ha venido consolidando semana a semana, dando cada uno de ellos mucho de sí mismo para beneficio de la difusión cultural.   Más allá de la dotación de libros que maneja el programa de Salas de Lectura, todo lo que ellos ofrecen sale de su bolsillo, y me consta que el gasto que hacen religiosamente cada semana no es cualquier cosa.  Claro, esa generosidad se ha ido contagiando,  de modo que varios de los asiduos participantes cooperan ocasionalmente con algo para las reuniones.
¡Qué encomiable que surja de la sociedad civil una iniciativa como ésta! Sería fabuloso que pudiera replicarse en otros escenarios, para favorecer la difusión del arte y la cultura.  Ojalá que la naciente Secretaría de Cultura tome más en cuenta estas iniciativas ciudadanas, y sobre todo que las reconozca y apoye, aunque claro, sabemos, al menos en lo que a la Sala de Lectura Gabriel García Márquez corresponde, que lo que ellos hacen es por absoluta convicción, y que lo seguirán haciendo.  Y a propósito, se oye muy poco de las restantes salas de lectura de esta ciudad: ¿Existirán todavía? ¿Estarán en funciones? Algo más que tendrá que revisar la flamante Secretaría de Cultura.
Volviendo a Galeano: La raíz del cambio está en los niños, en orientar las acciones hacia ese grupo de población, aprovechar lo dúctil de su mente, lo abierto de sus sentidos, para que ellos sean ciudadanos conscientes, solidarios, proactivos y fuertes, dispuestos a crear esa sociedad pacífica y justa que todos anhelamos.  El cambio está ahí, es tarea de largo aliento, y ahora es momento de atender esos magníficos ejemplos ciudadanos. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario