LA RAÍZ DEL CAMBIO
Eduardo Galeano es como los buenos vinos, acompaña cualquier
momento y por su sola presencia lo vuelve sublime. Ahora recordaba una entrevista en la que
habla acerca de los miedos, y en ese contexto platica de una vez cuando se topó
en la calle con una niña pequeña, de aproximadamente dos años de edad, quien le
salió al encuentro dando brinquitos, ocupada en saludar uno a uno a los zacatitos
como a grandes amigos: “Buen día, pastito”.
Refiere el poeta que todo eso sucede en la infancia, antes de que
nosotros los adultos nos encarguemos de convertir a esos niños en “nosotros”,
porque finalmente el mundo se encarga de achicarnos el alma.
Viene a colación esa reflexión de Galeano a propósito de la
cultura, justo ahora que el CONACULTA se ha convertido en la Secretaría de
Cultura, asunto que al menos en lo
personal no me queda del todo claro: ¿Se justifica el gasto que implica dar de
baja todo un sistema para ahora erigir uno nuevo, con lo que implica de revisar,
tirar, diseñar una estructura nueva y volver a empezar, en un país que tiene
tantas y tan profundas necesidades de primer orden? ¿Irán a hacerse las cosas
de mejor manera ahora que ha cambiado de nombre?... No tengo los elementos de
juicio para opinar, solamente dejo la pregunta al aire, con la esperanza de que
la respuesta sea un “sí” rotundo. No
vaya siendo algo más de lo que el mismo Galeano llama “la falsa grandeza de las
cosas grandotas”, de lo que nuestro país ya ha tenido suficiente para ahora.
Volviendo a los asuntos que tienen que ver con lo cultural;
hace unos cuantos días acudí a una presentación sobre Cri-Cri, organizada por
la Sala de Lectura Gabriel García Márquez en esta ciudad de Piedras Negras. El grupo que organizó este evento, y que ha
venido presentando semana a semana lecturas dramatizadas de diversos géneros,
está formado por artistas que se han propuesto dar ese esfuerzo extra que lleva
las cosas de lo ordinario a lo extraordinario.
Están registrados como Sala de Lectura, pero mucho más allá de lo que corresponde
a la función de una sala de lectura, se han propuesto volver atractivo el
hábito de la lectura para el público en general. Utilizando recursos propios ellos han dado su
tiempo y su dinero para montar diversos espectáculos en torno a lecturas
clásicas, y pequeñas puestas en escena para atraer al público hacia la lectura. En esta ocasión el local se llenó de
pequeñitos que gozaron con las diversas representaciones de los personajes de
Cri Cri, como la Patita, el Ratón Vaquero y El Chorrito, entre otros. La última canción escenificada fue “Las
Vocales”, en la que se llamó a varios espontáneos entre los pequeños para bailar
representando a alguna de las vocales. Dentro de los parlamentos que manejaron
durante la presentación se permitió a los pequeños ponerse en contacto con
palabras que no son de uso común, para conocer su significado. Y ya para
terminar se partió una rosca.
En lo personal no deja de sorprenderme el entusiasmo con que
este grupo se ha venido consolidando semana a semana, dando cada uno de ellos
mucho de sí mismo para beneficio de la difusión cultural. Más allá de la dotación de libros que maneja
el programa de Salas de Lectura, todo lo que ellos ofrecen sale de su bolsillo,
y me consta que el gasto que hacen religiosamente cada semana no es cualquier
cosa. Claro, esa generosidad se ha ido
contagiando, de modo que varios de los
asiduos participantes cooperan ocasionalmente con algo para las reuniones.
¡Qué encomiable que surja de la sociedad civil una
iniciativa como ésta! Sería fabuloso que pudiera replicarse en otros escenarios,
para favorecer la difusión del arte y la cultura. Ojalá que la naciente Secretaría de Cultura
tome más en cuenta estas iniciativas ciudadanas, y sobre todo que las reconozca
y apoye, aunque claro, sabemos, al menos en lo que a la Sala de Lectura Gabriel
García Márquez corresponde, que lo que ellos hacen es por absoluta convicción,
y que lo seguirán haciendo. Y a
propósito, se oye muy poco de las restantes salas de lectura de esta ciudad:
¿Existirán todavía? ¿Estarán en funciones? Algo más que tendrá que revisar la
flamante Secretaría de Cultura.
Volviendo a Galeano:
La raíz del cambio está en los niños, en orientar las acciones hacia ese grupo
de población, aprovechar lo dúctil de su mente, lo abierto de sus sentidos,
para que ellos sean ciudadanos conscientes, solidarios, proactivos y fuertes,
dispuestos a crear esa sociedad pacífica y justa que todos anhelamos. El cambio está ahí, es tarea de largo
aliento, y ahora es momento de atender esos magníficos ejemplos ciudadanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario