“COBIJAS” Y LA ESPIRAL DE VIOLENCIA
Sucedió en la ciudad de
Guanajuato, pero igual podría suceder en cualquier otra ciudad de México. Un
grupo de jovencitos golpean a un indigente, hacen mofa de él y le vacían encima
un bote de pintura, ¿el motivo?: “Una broma como las que salen en redes
sociales y en la televisión”. Ahora
estos mismos adolescentes refieren haber recibido amenazas de muerte por
diversos medios, algo factible, dada la flamígera forma de reaccionar de
algunos ante hechos similares.
El surgimiento de la Internet con
los fenómenos que conlleva es materia de estudio para los especialistas. Este recurso, que resulta muy nuevo para la
historia de la raza humana desde que aparece la necesidad de comunicarse, no
deja de darnos sorpresa tras sorpresa, y de alguna manera se convierte en el
monitor del estado emocional del mundo,
máxime en estos tiempos cuando el
concepto de “Aldea Global” ha uniformado percepciones y actitudes de grupos
humanos antes tan disímiles, a lo largo y ancho del mundo.
Sistemas primitivos como la
denominada “telegrafía acústica” llevada a cabo con tambores, o en nuestros
pueblos de origen mediante caracoles; las llamadas a voz sonora de un
sitio a otro, o bien los avisos mediante
mensajeros fueron quizá las primeras formas organizadas de comunicación, que
hallaron su definitivo mayor avance con
el surgimiento de la imprenta en la Alemania del siglo quince, lo que fue
desplazando la artesanal labor de escribanos y copistas, que se llevaba a cabo
con singular maestría en los monasterios
del Medioevo europeo.
Damos un brinco en el tiempo
hasta los inicios de los sistemas automatizados de comunicación a distancia
entre los que van apareciendo el teléfono con toda la magia que implicaba poder
escuchar la voz humana a la distancia; el fax, en su momento algo maravilloso
que transmitía un escrito en papel con absoluta fidelidad a muchos kilómetros
de distancia, inclusive de un lado a otro del Atlántico… Eventos que para un niño
de pecho actual no generan mayor asombro, para quienes de alguna manera los
vimos nacer –como es el caso del fax—representaron algo increíble.
Llega entonces la computación, con
su primer sistema que requería programadores para alimentar aquellas enormes máquinas
que llegaban a ocupar espaciosos recintos, hasta la actual comunicación tan
portátil como un teléfono móvil del tamaño de una galleta, lo que genera un
fenómeno de hipercomunicación con sus propios demonios. La fórmula es muy simple, colocamos un
adolescente con una familia medianamente integrada, le damos un adminículo de
comunicación, un grupo de amigos y la absoluta libertad para utilizar su tiempo. A este joven sus modelos a seguir se los
proporciona “la tele” o Youtube, a los que incursiona por su cuenta, pues no
hay ningún adulto cercano que lo asesore.
Uno y otro medio están pletóricos de “bromas” con una carga de
agresividad y otra de erotismo muy marcadas, “porque es lo que vende”,
expresión que le escuché utilizar a un ejecutivo de alto nivel de estos medios. Como nos hallamos sumidos en el Capitalismo
desquiciante, y la consigna es vender, así se tenga que poner en venta la
progenitora, por supuesto que generar productos que tuerzan la conducta de un
adolescente solo y desorientado, no da pie a contemplaciones. Y si los padres no actúan –me atrevo a
suponer que, en primera instancia porque ni enterados están—mucho menos lo harán los propios medios cuya consigna es producir
dinero.
Vaciarle una lata de pintura al
“Cobijas”, indigente guanajuatense al que además golpearon, y del cual se
mofaron tiene muchas implicaciones: Hacerlo en grupo; atacar a una persona que
no se puede defender;
actuar con
violencia; no respetar el trato digno que todo ser vivo merece; tomar video
para subirlo al Facebook… Todos y cada uno de estos elementos merecen un
análisis detallado acerca de la autoestima de los propios “chavos”
preguntándonos si será ésta la única forma en su imaginario para sentir que valen. ¿Por qué la violencia, sobre todo grupal
contra una persona desvalida? ¿Lo conceptualizaron
como un objeto más del panorama urbano, como un tambo o un poste de la luz que se puede patear? ¿Qué
–en su momento sintieron—les da derecho a actuar como lo hicieron? ¿Cuál era su
necesidad de armar este ataque para subirlo a Facebook? ¿No sabrán hacer algo
mejor con su tiempo y con su vida?... Y así quedan diversas cuestiones a ser
analizadas y resueltas por toda la sociedad.
Esta conducta aislada finalmente es un foco rojo para cada uno de nosotros, mexicanos.
Una última pregunta, a título
personal: ¿Seguimos como vamos, o actuamos para modificarlo pero de ya, comenzando
primero por nuestro propio hogar? Porque eso sí, una cosa es clara, México se
nos está yendo de las manos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario