domingo, 19 de junio de 2016

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza

TRES PADRES
Tres padres habrá  tenido mi vida: El que me formó; el que dio vida a mis hijos, y el que algún día, si así fuera su destino, se convertirá en un gran padre.
   A la vez tan distintos pero tan parecidos, porque a los tres los llevo en el corazón, y en ese amor de mí para ellos sus destinos se hermanan.
   Mi padre Agustín fue un hombre  sabio de quien mucho aprendí.  Luchó por enseñarme el camino y darme las mejores oportunidades. Un padre que al final de sus días se volvió poeta y entendió que la vida es eso, saber hallar lo bello y lo profundo aun en medio del dolor.
   José, el padre de mis hijos fue un hombre feliz que siempre supo hallar la cuadratura del círculo más redondo,  y a quien  recuerdo invariablemente alegre, con la voz en canto. Pese a su breve vida como padre, dejó honda huella en sus hijos, tanta que hasta hoy lo sienten como presencia sagrada en sus vidas.
   Mi hijo Amaury ha sido un luchador desde el vientre materno y es hoy un hombre de principios y de propósitos, poseedor de una honda fe, que lleva en su sangre la firme voluntad del abuelo y la alegría de vivir de su papá, una feliz combinación que algún día, si éste fuera su destino, lo convertirá en un gran padre.
   Hoy honro memorias y destinos.  Bendigo aciertos y errores, porque eso es ser humano, tener la vista puesta en las alturas desde nuestra condición de hombres de barro, sin olvidar que tenemos dentro un corazón tocado por Dios, quien  es finalmente el capitán de la nave rumbo a puerto seguro.
   Gracias a los tres por formar parte de mi vida. Dios los bendiga.

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