domingo, 3 de julio de 2016

HOJAS SUELTAS por María del Carmen Maqueo Garza

Ignacio Margarito es originario de Santa Lucía, en la vecina Quauhtlemallan, el lugar de los muchos árboles. Ha pasado parte de su vida en suelo mexicano, desde que lo regresaron del vecino país del  norte.
   Sus rasgos mayas y su modo de hablar, tuteando a todo el que conversa con él, no le permitirían pasar por mexicano.
   Se halló unas fotos del estado de Chiapas, las cuales mira una y otra vez azorado. “Yo pasé por ahí cuando me vine de mi tierra.” Luego se queda con la mirada extraviada, como recordando su infancia.  
   No sabe bien qué edad tiene, y no cuenta con algún documento que lo avale, pero, pese a su juventud, es evidente que la niñez ya ha quedado atrás. Sin embargo en ratos vuelve a ser aquel niño juguetón que toma las cosas a broma y  ríe a carcajadas.  Así sucede cuando alguien le da un regalo que le gusta; se emociona y emite sonoras risotadas por un buen rato.
   Pide que se le muestren más fotografías, y luego de verlas una y otra vez expresa: “No, pues sí está bonito el lugar.”…No lo dice pero adivino en su gesto que él querría tener la libertad de viajar hasta allá, y claro, hasta su tierra, sin correr un riesgo de muerte.
   ¡Qué difícil es ser joven y vivir en una prisión que aunque carezca de  rejas,  no le permite escapar sin  exponer la vida! ¡Qué difícil vivir aislado, sin contacto alguno con su familia primigenia, en un suelo que, si bien lo ha acogido como uno de los suyos, no es aquél donde se hallan sus raíces!
   Por lo pronto hoy es feliz: Ha viajado con la imaginación y alguien le dio un regalo que le gustó mucho, tanto que se vuelca en carcajadas por una buena parte de la tarde.
   Cuando menos en este rato no duele tanto la ausencia...


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