domingo, 3 de julio de 2016

Para CONFETI DE LETRAS por María del Carmen Maqueo Garza

Fragmento por la muerte del Dr. Ricardo Castro, esposo de la querida amiga, colega y colaboradora de este blog, Eréndira Ramírez.

Amiga Eréndira:

Yo sé perfectamente lo que estás pasando en estos momentos, porque al igual que tú, ya lo viví.

De repente vuelves la vista en el tiempo y quieres creer que todo es una pesadilla de la cual vas a despertar. Y que al hacerlo tu compañero de vida estará ahí a tu lado, para abrazarte y decirte que todo fue un mal sueño.

En otros momentos sientes rabia contra la vida cuestionando por qué se lleva al mejor de los hombres...

Dolorosamente la vida calla, y no es hasta que pasa el tiempo cuando asimilas que todo principio tiene un fin,
y que nosotros como humanos no estamos exentos de acatar su ritmo.

Otras veces sigues hablando en presente, como si él siguiera contigo, por supuesto que sucede, si ha sido parte de tu vida desde siempre, y te resistes a dejar de sentir su presencia a tu lado.

También hay momentos cuando lloras con desconsuelo, en un llanto que parece no tener fin, lloras tu dolor, el de tus hijos...lloras tu impotencia ante la enfermedad que terminó con su vida. Es un llanto que acaba cuando te quedas sin aliento, con un dolor clavado en el pecho... hasta que te vence el agotamiento.

Mi querida amiga: Llora lo que tengas que llorar, no te reprimas. Hacerlo te ayudará a ir poniendo las cosas en orden, una por una, como los hilos de un fino tejido que ahora habrás de retomar por cuenta propia.

La vida sigue, y finalmente qué bueno que así sea, pues nada haríamos con nuestra existencia si nos quedásemos eternamente clavadas al filo de la muerte del amado.

Lentamente las cosas irán tomando su ritmo, y la noche que ahora te sofoca irá cediendo el paso al  nuevo día, distinto, sí, con una ausencia que nunca se borra, también, pero te aseguro que será un tiempo cuando lo que hoy tanto duele comience a convertirse poco a poco en la dulce memoria de una época  feliz.

 Llegará el momento --aunque ahora no lo creas-- cuando podrás compartir con tus hijos recuerdos del esposo y padre en un ambiente de alegría, pero sobre todo de agradecimiento por lo que él fue en vida, y lo que dejó para ustedes como herencia, la lección de vivir cada día como el más grandioso.

Mi querida amiga: Este espacio es tuyo, estará aquí esperando paciente el regreso de tus reflexiones cuando sea el momento de retomar esa faceta tuya, que tanto bien hace a quien te lee. Estás junto a tus hijos en mis oraciones, y sé que Ricardo ahora se encuentra en un lugar feliz, donde algún día habrán de reunirse nuevamente para la eternidad.

Un abrazo en nombre mío y de tus lectores en este blog: María del Carmen.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario